Opinión

El Fraga quizá vuelve a la vida

Va para 23 años del cierre del Fraga, un cine único en Galicia por su tamaño y monumentalidad como teatro. También por su significado. Lo que iba a ser una rápida transformación en un centro cultural de Caixa Galicia se convirtió en un imposible: primero con los problemas con Nova Olimpia, que obligó a retrasar la reforma, y luego, cuando ya estaba todo avanzado, llegó la fusión de las cajas gallegas y todo lo que vino después, con su metamorfosis en varias marcas. Hasta llegar a Abanca, actual propietaria. 

En varias ocasiones su presidente anunció que trataría de dar uso al Fraga tras descartar su venta -estuvo en el catálogo durante un tiempo- pero no pudo ser. César Portela, encargado de la rehabilitación, vio como esta obra se quedaba sin terminar y el Fraga pasó así dos largas décadas. Hasta ahora. Alfonso Rueda, en promesa electoral de las que atan porque es posible ejecutar, anunciaba ayer en Vigo que si continúa al frente de la comunidad gallega -lo que dicen todas las encuestas salvo el CIS, como era de esperar- la Xunta se hará con la titularidad del edificio para darle un uso cultural, que era la idea inicial. El Fraga debe funcionar y contar con una programación continua, qué menos para una auténtica institución de la ciudad, desconocida ya por miles de vigueses nacidos antes de 1995.  Curiosamente, el último espectador del Fraga fue un nieto del fundador, entonces un niño, que había acudido, sin saber que era función final, a ver la película “Lara Croft”. Todavía vivió su esplendor final a principios de siglo con la celebración del festival Are More, que colocó a Vigo en las páginas de cultura de los diarios nacionales.

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