Opinión

El coche de Fiat

El coche número 16 millones fabricado en Vigo fue un Fiat. Seguramente sería algo impensable hace tan solo una década o incluso menos. Y quizá la mejor noticia para la industria viguesa: Citroën ya había mutado en PSA, que montaba Peugeot y otras firmas anexas, y ahora en Stellantis, un holding mundial que incluye a la Fiat entre otras muchas. El cambio es tan drástico que no ha sido todavía asumido en Vigo, donde son muchos los que hablan todavía de la fábrica de Citroën, cuando ya no es más que una de las muchas marcas de la planta de Balaídos. A su vez una de las cuatro factorías del grupo en la península, que funciona como en tantas otras cosas como mercado único.

Esta es la cara amable. La otra, el peligro que está ahí, amenazante. Este miércoles ante todo el mundo de la automoción y el presidente de la Xunta, el hasta ayer mismo director de la fábrica de Balaídos, Ignacio Bueno, alertaba con un último y contundente mensaje sobre que están “luchando por existir” ante el desembarco de los coches de bajo coste chinos, que prometen barrer el negocio en Europa como en su día ocurrió con los japoneses en Estados Unidos. 

No es ciencia ficción: la ciudad de Detroit, que fue conocida como la Motown, la ciudad del motor, se declaró en quiebra tras una crisis industrial prolongada que llevó al cierre a algunas de las grandes plantas de montaje y al paro a miles de los trabajadores. No solo no se ha recuperado, sino que Detroit se ha convertido en un ejemplo mundial de decadencia, al pasar de una población de cerca de dos millones en 1950 a poco más de 600.000, lo que ha hecho imposible que su ayuntamiento pudiera asumir el coste de los servicios.

Nos quedamos con la buena noticia: que sorprendentemente haya sido Fiat la marca que ha llegado al coche 16 millones. Y los que vengan, con Opel o Toyota.

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