Opinión

Los libros ¿para qué?

Poco a poco las bibliotecas se están convirtiendo en lugares para estudiar, pues la consulta que antaño hacíamos a los libros ha pasado a la historia. Con internet, el concepto de biblioteca se está viniendo abajo. Hoy en día los lugares de consulta cada día son mayores en las nuevas tecnologías y, como decimos, internet y muchos de sus servicios nos facilitan consultas que otrora encontrábamos con más trabajo y dificultad en los grandes volúmenes.

Tanto el viejo Espasa como otras colecciones similares están quedando fuera de uso, dejando paso a Wikipedia y otros servicios que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Hasta tal punto, que los que poseemos una considerable biblioteca ni sabemos a quién dejársela ni qué hacer con ella. Es muy triste mirar para estanterías llenas de libros que otrora costaron mucho dinero, desvelos y tiempo conseguirlos y que ahora están allí arrinconados sin saber qué utilidad podemos darles. Incluso obras de todo tipo que antes únicamente podíamos leerlas o consultarlas en papel, hoy en día hasta resulta más cómodo acceder a ellas desde nuestro ordenador personal. E incluso desde nuestro móvil, como decíamos en un artículo de días pasados recogiendo la idea del expresidente extremeño Rodríguez Ibarra.

Y cada año las novedades avanzan, como dirían en “La verbena de la Paloma”, que es una barbaridad. Estaba yo pensando en el infinito número de novedades que se han ido introduciendo en nuestras vidas desde que usábamos la pizarra y el pizarrín. Hoy en día, hasta las clases comienzan a prescindir de la presencia y pueden loa alumnos seguir las explicaciones desde sus casas en el ordenador.

Y esto a todos los niveles. Cuando llegó la triste pandemia del covid, se introdujo paulatinamente el trabajo desde casa y, lo que es más curioso, incluso a distancia tareas que se llevan a cabo desde lugares y provincias lejanas.

También es cierto que esto lleva a un golpe serio a la convivencia. Podemos observar cómo el trabajo en grupo presencial va siendo cada día más pequeño. Y esto es muy grave, porque se nos ha insistido, y en ello estoy de acuerdo, en que cuando los alumnos trabajan en grupo pueden rendir más e incluso formarse mucho mejor. 

Por otra parte, tengo aquí en mi biblioteca como un tesoro la célebre Enciclopedia Álvarez, ya en un estilo que pasó de moda, aunque los contenidos son inigualables ya que hablan de todos los temas. Incluso la Biblia, con sus traducciones más fiables, podemos encontrarla por capítulos o versículos con explicaciones del momento. 

En una palabra, que hoy la formación está a la vuelta de la esquina. Desaparecieron aquellos volúmenes que eran todo texto y llegaron libros totalmente ilustrados que, en verdad, son para mirar y poco más que tirar, con sus variados colorines.

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