Opinión

¡Yo primero!

Existen leyes y campañas en contra del tabaco por ser esta substancia un verdadero asesino de seres humanos. Las mismas cajetillas de cigarrillos informan de los males atribuidos al consumo de los mismos. La ciudadanía en general esta de acuerdo en prohibir fumar en todos los espacios públicos, sean oficinas, bares, restaurantes o clubes deportivos, aunque muchos siguen fumando porque no esta en contra de la ley. La violencia de género es otro mal endémico que no solo incluye legislación preventiva y condenatoria pero es reconocida como una verdadera lacra para la sociedad democrática en el cual vivimos. 
No hay un ciudadano o ciudadana, salvo los malhechores, que no este de acuerdo con que policías y jueces apliquen la ley con todos los medios disponibles para poner detrás de rejas a los machistas asesinos. Pero si nos introducimos en el mundo del asfalto, léase carretera la situación se vuelve más complicado. Las autoridades, policía y guardia civil tienen muy claro las ordenanzas de la DGT con la interpretación y aplicación de la ley cuando existen infracciones de tráfico pero los altos expertos en la materia nunca profundizan en la verdadera razón por el cual muchos conductores hacen caso omiso de algunas normas de conducción. Como mero observador noto que existen variantes en el carácter de un conductor que son su reconocimiento de estar o no bajo el efecto del alcohol, respetar o no los limites de velocidad, y lo que es más importante, cuando conduce dentro de los pueblos o ciudades y cuando tiene barra libre en carreteras y autopistas. Pero existen dos factores comunes que son la chulería y la impaciencia. 
Muchos creen que con beber una copa o dos de vino durante un almuerzo no pasa nada. Otros con un par de cañas antes de volver a casa, más de lo mismo. Todos sabemos que esto es falso y que los sabuesos con sus aparatos de alcoholemia pueden detenerlos en cualquier momento. La velocidad es similar. Si pasamos un poco la raya, o sea que en vez de 80 km vamos a 89 o 91 no pasa nada. 
Puede ser, ya que hay dos probabilidades, no hay un radar o no funciona. Pero la imprudencia más común que no siempre termina en desgracia humana es la falta de cortesía y la bruta impaciencia de muchísimos conductores, especialmente jóvenes tanto en la carretera como en la ciudad que causan innumerables accidentes estúpidos y sin razón. ¿Cuántas veces vemos a un conductor acelerar para adelantar a un peatón que esta por cruzar en un paso de zebra? ¿Cuántas veces observamos a un imprudente saltar a un semáforo en rojo pensando que no lo ve nadie? ¿Y en la carretera, cuantas veces notamos que al estar en una fila de varios coches detrás de unos camiones lentos el primero en tratar de adelantar es el que esta más atrás? ¿Cuántas veces conduciendo entramos en un túnel en una autopista en donde esta indicado perfectamente la reducción de velocidad y la obligación de encender las luces? Más del 80% de los conductores ignoran lo primero y siempre hay alguno que se olvida del segundo. 
Ya por mi edad conduzco poco y por varias razones personales y les aseguro que he tomado nota en todas ocasiones de una o mas infracción de las arriba mencionadas. Lo triste es que al final siempre ocurre un accidente. La sangría de jóvenes los fines de semanas y la cantidad de choquecitos durante el día dentro de la red urbana confirma esta tendencia de imprudencia e impaciencia del conductor. ¡Ah, por cierto! Los moteros y monopatines son de otro planeta.

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