Opinión

Faltan días

Ya no hablamos de ‘cuántas semanas’, estamos en la fase de ‘cuántos días’ que faltan para que el Reino Unido cierre la puerta a Europa. Un recordatorio. Han pasado 4 años desde el resultado del referéndum en Gran Bretaña en el cual el pueblo británico votó sobre el BREXIT, por un escaso margen de 52 a favor y 48 en contra. Sin entrar en detalles de la propaganda, el Primer Ministro de entonces, David Cameron, presentó su dimisión, entró la Sra. Teresa May y comenzaron los preparativos para marcharse. La prensa británica halagó al resultado y el Gobierno declaró un supuesto triunfo, que resultaría en unas negociaciones simples y amistosas para marcharse. O sea, conclusión, a comer perdices y todos felices. Os recuerdo una vez más, han pasado 4 años y no se ha llegado a ningún acuerdo. Una situación que solo se le puede tildar de absurda. ¿Qué ha pasado en todo este tiempo? Bla, bla, bla y más bla, bla. Se fue la May y el 24 de julio del año pasado, llegó, como Primer Ministro, Boris Johnson, el principal arquitecto original del divorcio, plantó la bandera británica en su escritorio de número de 10 Downing Street y declaró: ‘¡Ahora mando yo!’ Pero no fue así. Las cosas en Europa también estaban cambiando. El original malo de la película que gestionaba con la Sra. May era el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker. Un individuo de Luxemburgo, de poco pelo político, borrachín y lógicamente victima de todos los ‘chistes’ políticos en los medios de comunicación ingleses. ¡Ah! Pero antes de las navidades del 2019, hubo un cambio radical y llego la nueva presidenta, Sra. Úrsula von der Leyen, 62 años, exministra de defensa de Alemania, doctora de profesión, casada y madre de 7 hijos y, además, que me perdonen las feministas radicales, muy guapa. Esta semana se reunió en una cena amistosa en Bruselas con el Johnson para ver si por lo menos podrían llegar a un punto clave que era un miniacuerdo – no se sabe exactamente qué sería – o una salida abrupta sin acuerdo alguno. Esta última posibilidad sería la catástrofe absoluta para ambos lados del Canal. Ya me imagino lo que habrá pasado por la mente del machista y mujeriego Boris al inicio de la comilona al sentarse a la mesa con una rubia despampanante. Lo dejo ahí, dilecto/a leyentes/as para que ustedes juzguen. Como verá, personalmente no le tengo nada de simpatía al ‘capo’ de mi país y lo digo abiertamente. Volvamos al tema. Mis notas anteriores contaba las semanas. He cambiado a contar los días. He cubierto los sectores puntuales desde el punto de vista de lo que les espera a los ciudadanos europeos en Inglaterra y los británicos en Europa. Con o sin acuerdo, lo importante es que no cambiara nada. La última noticia al respeto es que el Gobierno británico ha reclutado unos cincuenta mil nuevos funcionarios solo para atender a los requisitos de inmigración. Otro tema que salió en los medios fue que la mayoría de las pequeñas y medianas empresas no están preparadas para lo que se viene a principios del 2021. Piensen por un momento lo que pasaría en esta ciudad si una empresa que suministra la fábrica de Citroën no pudiera, por las razones que fueran -transporte, nuevos aranceles, papeleo- recibir algunas piezas claves y a tiempo, que vinieran de Inglaterra. Pues multipliquen este tipo de problema en varios pueblos en Inglaterra que dependen de Europa. Finalmente sigue el follón más grande de todo este embrollo. ¡Irlanda! Continuará…

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