En el ámbito europeo la revitalización de lo local es una realidad, lenta pero imparable. En efecto, hoy se constata un evidente crecimiento de la actuación externa de los Entes locales dirigida a los más diversos sectores materiales con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas. Los ejemplos de esta actividad municipal intensiva son contundentes: en Suecia, los municipios disponen del 42% del gasto público y en Alemania los municipios ejecutan un 80% de las leyes federales. Las funciones que, en el ámbito europeo, son realizadas por los Entes locales ordinarios afectan a materias tales como la seguridad pública, la prestación de servicios asistenciales, ordenación y planificación urbanística, promoción y dinamización social, fijación de programas de medio ambiente, promoción económica del territorio y, entre otros ámbitos, fomento de la ocupacion y del empleo.
Por tanto, hemos de considerar que, en un país tan descentralizado como España en favor de Autonomías y Entes locales, se alcancen mejores equilibrios territoriales, para lo que es imprescindible que lo local ocupe el lugar que le pertenece. La autonomía local, para ser real y operativa, debe comprender no sólo la capacidad normativa reguladora y decisoria de los Entes locales, sino su capacidad de gestión y de definición de estrategias, objetivos y políticas.
Tras la importante descentralización operada por el Estado a las Comunidades Autónomas podemos pensar con razonados argumentos que ha llegado la hora del Gobierno y la Administración local, ya que el proceso de descentralización que trae consigo la llamada Administración Única, Común, Sincronizada o Integral no debe detenerse en el escalón autonómico, sino que debe llegar al espacio más próximo a las personas: al espacio local. ¿A que esperamos?
Por tanto, hemos de considerar que, en un país tan descentralizado como España en favor de Autonomías y Entes locales, se alcancen mejores equilibrios territoriales, para lo que es imprescindible que lo local ocupe el lugar que le pertenece. La autonomía local, para ser real y operativa, debe comprender no sólo la capacidad normativa reguladora y decisoria de los Entes locales, sino su capacidad de gestión y de definición de estrategias, objetivos y políticas.
Tras la importante descentralización operada por el Estado a las Comunidades Autónomas podemos pensar con razonados argumentos que ha llegado la hora del Gobierno y la Administración local, ya que el proceso de descentralización que trae consigo la llamada Administración Única, Común, Sincronizada o Integral no debe detenerse en el escalón autonómico, sino que debe llegar al espacio más próximo a las personas: al espacio local. ¿A que esperamos?