Opinión

Las líneas rojas de Feijóo

El endiablado resultado de las elecciones del 23 de Julio -las ganó el PP pero lo tiene muy difícil para formar una mayoría parlamentaria que permitiera la investidura de Alberto Núñez Feijóo-parece que está nublando el habitual buen criterio político del líder de los populares.

Me refiero al hecho de abrir conversaciones con los dirigentes de Junts, el partido del prófugo Carles Puigdemont. El voto de sus siete diputados electos es ahora el obscuro objeto de deseo de quienes sueñan con La Moncloa. Conscientes del desconcierto que está provocando semejante iniciativa en algunos sectores del partido -caso significativo en el PP catalán- desde la cúpula del partido tratan de explicarla apuntando que una cosa es conversar y otra negociar.

Pero semejante obviedad no ha conseguido acallar las críticas, dado que al incluir en la ronda de contactos a los dirigentes de Junts, Núñez Feijóo borra una de las líneas rojas que el PP venía trazando respecto de Bildu y también del mencionado partido separatista catalán, muchos de cuyos dirigentes se encuentran en puertas de juicio por su participación en el intento sedicioso del "procés".

Así las cosas, a la incoherencia se suma la torpeza puesto que, de producirse semejantes contactos, el PP se quedaría sin argumentos para criticar que Pedro Sánchez esté ya en tratos con el entorno de Puigdemont para lograr que Junts apoye su investidura, caso de que resulte fallida la que está tratando de amarrar Núñez Feijóo.

Cualquiera puede ver que la situación es por demás endiablada, pero también es fácil colegir el desconcierto que semejante decisión está generando en la parroquia de los populares. Lo sucedido durante la constitución de la Mesa y que el PSOE se asegurara la presidencia del Congreso contando con los votos de Junts, -además de los de Sumar, EH Bildu, el BNG y el PNV- debería haber sido suficiente para hacer desistir de entablar conversación con quienes saben que con Sánchez pueden conseguir cuanto exijan -incluida la amnistía y, llegado el momento, hasta el referéndum-, mientras que de Núñez Feijóo no pueden esperar nada en esa dirección.

Entonces, ¿por qué insistir sabiendo que será tanto como llamar a una puerta cerrada? Sabiendo, además, que le está regalando a Sánchez un argumento de oro que justifica sus contactos con los separatistas. Tengo para mí que sí al final se celebra algún encuentro con Puigdemont o con algún comisionado suyo, Núñez Feijóo cometerá un error que dejará en el aire una desagradable sensación de amateurismo. O de algo peor, de desesperación.

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