Opinión

Carta de Johan Day a Cristóbal Colón (1)

Durante su etapa americana, el escritor y poeta Antonio Rey Soto, influenciado tal vez por el entusiasmo que despertaba entonces la teoría rieguista, concibió el guión de una película titulada “El dolor del Almirante”. Y animado por sus amigos del Centro Gallego de La Habana, se erigió en cofundador de la productora “Celta Films”. Pero la película no tuvo el éxito que se esperaba, y agotado Rey Soto por su labor de “comentarista” (pues el cine sonoro aún no había llegado) se retiró a Camagüey. El “copy-right” está fechado en Nueva York, a finales de 1922.

El melodrama de nuestro insigne poeta, realizado en los albores de la industria cinematográfica coadyuvó, sin pretenderlo, al hallazgo de un hecho significativo: la vinculación del Almirante con la familia Soutomaior. “Acompañado de don Bartolomé –decía Enrique Zas- iba un caballero gallego, don Cristóbal Colón de Soutomaior, hijo de la condesa de Camiña. Es pues indiscutible que existían lazos de vecindad y conocimiento entre ambas familias, lo cual justificaría que aquél acompañase al Adelantado don Bartolomé Colón y formara parte de la expedición que fue a Santo Domingo, donde el Virrey, don Diego, le favoreció dándole a Cristóbal la tenencia de gobierno de la isla de San Juan...”(E. Zas. “Galicia patria de Colón”, Capítulo X. La Habana, 1923).

A partir de 1403, Paio Gómez de Soutomaior -tío de Madruga- vivió en Asia como embajador de Enrique III ante el Gran Tamerlán de Persia, Timur Lenk, durante tres años. A su regreso se alojó en el castillo de Xódar, propiedad de sus primos los señores del El Carpio (Garci Méndez de Soutomaior y Mencía Xuárez de Figueróa), de quienes fueron huéspedes ilustres, entre otras personalidades, el Condestable Rui López Dávalos, testamentario del propio Enrique III, y posteriormente Alonso de Carvajal, depositario de las Capitulaciones de Colón.

“Es muy probable –señalaba García de la Riega- que al hablarse de los proyectos de Colón se recordase al pontevedrés Paio Gómez de Soutomaior, Mariscal de Castilla y Caballero de la Banda, que debió traer a su pueblo noticias extraordinarias relativas a numerosas gentes y a populosas y ricas ciudades de Extremo Oriente; noticias seguramente exageradas y fantaseadas, sin haber leído a Marco Polo”. Pero el quid de la cuestión radica en el hecho de que Cristóbal Colon no dispuso de un ejemplar de “Il Milione” hasta poco antes de emprender el tercer viaje, en 1498; descartándose, por tanto, la hipótesis de que hubiese anotado el libro en Portugal, y fundamentase su proyecto de descubrimiento en las observaciones del veneciano. Así lo creen, entre otros, Consuelo Varela y Juan Manzano, basándose en la correspondencia privada del Almirante con Johan Day, a quien le había solicitado, en 1497, la obra de Marco Polo.

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