Hace sólo dos años no habría dudas: el puerto para exportación e importación, para tráfico de mercancías y de contenedores de Galicia es Vigo. Hace un año la respuesta habría sido la misma, pero con algunas dudas en el horizonte. Ahora mismo, aún habría que contestar igual, pero sin atreverse a hacer apuestas a cinco o diez años vista. ¿Qué ha pasado?'
Vigo lo tiene todo para ser el gran puerto gallego y uno de los principales de España. Ninguno dispone de un abrigo 365 días al año, calado suficiente para que puedan fondear docenas de buques al mismo tiempo en la Ría, super portacontenedores en las terminales de Bouzas y Guixar y megacruceros en la Estación Marítima, e instalaciones con grúas Post Panamax de última generación. También hay conexión con autopista y un tren de mercancías, pero todo lo que podría salir mal, ha salido mal.
Ha fallado la organización de la estiba, y también el control de entrada de carga perecedera en el famoso PIF. Todo ello ha dado como resultado que Maersk se ha marchado a Marín, y que miles de toneladas de pescado congelado -200.000 al menos- se hayan desviado a otros puertos. Por unos motivos u otros, legítimamente las terminales de Leixoes y Marín se han visto beneficiadas de los errores y fiascos vigueses. Y no va a ser fácil que los tráficos que se han marchado -o más bien, han sido expulsados- regresen. Nadie lo cree en la comunidad portuaria, tampoco el presidente del Puerto, al que hay que agradecer su claridad en el diagnóstico.
Esa es la realidad que se puede constatar en la estadística: Marín se acerca en contenedores a Vigo y si las contramedidas no funcionan, la terminal de Guixar podría averiarse y eso afectaría a toda la economía.
