Cartas al director

Día mundial del síndrome de down

Cuando los científicos analizan la sustancia de que está hecho el cuerpo de los seres vivos, necesitan establecer unos modelos para que entre ellos puedan entenderse cuando hablan de su trabajo. Lo que llamamos genoma es uno de estos modelos. Tal y como miran, dicen que el genoma está compuesto por cromosomas -y es que cuando establecen modelos necesitan palabras nuevas para referirse a sus intringulis-. Incluso entre ellos comentan que la mayoría de nosotros tiene 46 cromosomas y que cuando se fijan todavía más les parece que están mayoritariamente agrupados en parejas. Vamos, que, según ellos, la mayoría de nosotros tenemos 23 parejas de cromosomas y hay quien tiene alguno más. A las parejas las llaman por un número, del 1 al 23. Bueno, pues la pareja 21 (y también le ocurre a otras) a veces no es tan, tan, pareja; es como si uno de sus elementos estuviera repetido porque ya que es una pareja de tres. Parece curioso hablar de parejas de tres, pero es que no se les ha ocurrido un modelo en el que estas curiosas parejas no aparezcan -aunque veintitantas tampoco parecen demasiadas, vamos, digo yo-. Va a ser que empezaron mirando todo esto con los cristales de las gafas empañados y todavía no se les ha ido el vaho.
Hace trece años que la ONU designó al día de hoy de todos los años como el Día Mundial del Síndrome de Down. A quienes tomaron esa decisión les pareció muy importante que nos concienciemos de lo mucho bueno que aporta a la sociedad este peculiar subconjunto de ella; está formado por una de cada mil personas; estas que, en la sustancia de que está hecho su cuerpo, tienen una curiosa pareja de tres. Qué pena que en algunos sitios del mundo, cuando los progenitores saben que la cría llegaría al mundo con esta pareja tan curiosa, el estado que administra a ese país les permite que, si así lo desean, su hija o hijo no llegue a nacer.