VIGO

La solidaridad en tiempos de crisis

Voluntarios del Banco de Alimentos, que en 2012 repartieron más de 1.000 toneladas a distintas entidades.
photo_camera Voluntarios del Banco de Alimentos, que en 2012 repartieron más de 1.000 toneladas a distintas entidades.

La red de voluntarios supera las 6.000 personas, que se dedican al reparto de comida y ropa y al acompañamiento

n n n España es un país solidario. Lo demuestra a menudo la reacción de la ciudadanía ante emergencias como el tsunami que asoló los países del Índico en 2004 o el terremoto de Haití, en 2010, o ya en nuestro país ante catástrofes como el “Prestige” o con el ejemplo mostrado para afrontar tragedias como el atentado terrorista del 11-M. Pero hay otras emergencias más cotidianas y, casi siempre, menos mediáticas, que afectan a personas con las que convivimos puerta con puerta y para las cuales también hay una ola de solidaridad callada. Son los voluntarios de las numerosas ONG que se dedican a atender a las víctimas de la crisis económica, un colectivo del que puede formar parte cualquier ciudadano en cualquier momento y que no ha parado de crecer desde el año 2007, cuando se tambalearon por primera vez los mercados internacionales para dejar tras de sí una ola de desahucios y desempleo.
La crisis que nos ha hecho pobres, nos ha vuelto más ricos en solidaridad y apoyo. Solo en la página de la Xunta www.voluntariadogalego.org, están inscritas 72 entidades con sede en Vigo, entre ong y organismos que trabajan en acción social. A parte, 18 de ellas pertenecen a la Red de Exclusión Social Severa que coordina la Concellería de Política de Benestar del Concello de Vigo.
Comedores sociales, atención a enfermos y personas con problemas especiales, reparto de ropa y comida, trabajos de reinserción y lucha contra la drogadicción son algunas de las funciones que desarrollan estas asociaciones, cada una con su propia red de voluntarios, desde las que cuentan con menos de diez, como puede ser el caso de la Asociación Arela, según el registro de la Xunta, hasta las que superan el medio millar, como Cáritas.

Rede de Exclusión
Las incluidas en la Rede de Exclusión Social Severa, donde también se encuentra Cruz Roja, así como otras entidades, como puede ser Protección Civil, se benefician además de los voluntarios adscritos a la Oficina Municipal del Voluntariado (OMD), que cuenta con 2.121 personas anotadas, de las cuales 430 se inscribieron en el último año, según datos del Ayuntamiento. Estos voluntarios reciben la formación necesaria para trabajar con menores, centros de la tercera edad, hospitales, instituciones penitenciarias y en las propias asociaciones, aunque también trabajan en tareas de apoyo a eventos deportivos y culturales. En total, y a tenor de estas cifras y de las que figuran en el registro de la Xunta, estaríamos hablando en Vigo de 5.838 voluntarios.
También hay solidaridad a cambio de penas. Vigo cuenta con un historial de 970 personas que pueden cumplir sus penas con trabajos en beneficio de la comunidad a través de esta red de voluntarios (ya lo han hecho 64 en el último año).
Pero la solidaridad requiere también de fondos económicos y no solo del trabajo desinteresado de los ciudadanos. La supresión de ayudas de la Unión Europea ha afectado mucho a las entidades que trabajan con personas en situación de pobreza. De esto sabe mucho AFAN, la asociación de ayuda al necesitado que dirige Tensi Álvarez. “Atendemos a 500 familias y, a parte, tenemos que entregar 7 u 8 bolsas de emergencia con comida todos los días, que estamos comprando nosotros”, afirma.
Además de alimentación, esta entidad cuenta con un servicio de ropero. “Trabajamos bien con los voluntarios que ya tenemos, porque lo que necesitamos son personas a las que puedas llamar de madrugada para que hagan un reparto en furgoneta o que vayan a hacer una compra urgente, por ejemplo; es decir, que esté siempre disponibles y esas ya las tenemos”, explica.
El Banco de Alimentos dispone de 50 voluntarios que trabajan diariamente en la recogida y entrega de alimentos a otras entidades asistenciales que lo necesitan, pero es un número que se multiplica por más de 100 cuando el momento lo requiere. “En campañas como la gran Operación Kilo de noviembre pasado éramos 600 voluntarios. Son gente cercana, que nos conoce. Cuando necesitamos más personas recurrimos a los voluntarios del Concello”, comenta Pedro Pereira, presidente de esta fundación en Vigo. El perfil de sus voluntarios 'fijos' es el de personas jubiladas que han decido emplear estos años de su vida en trabajar por los demás aplicando sus conocimientos en el campo de la logística, que es el más importante para que la labor de esta entidad, que en 2012 movió más de un millón de kilos de alimentos en este municipio, sea efectiva. Como es el caso del propio Pereira, profesor dedicado durante toda su vida a la rama industrial y que con su nueva actividad “consigo mejorar la vida de las personas y la mía propia gracias a la satisfacción que me produce este trabajo”. n

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