vigo

Los expertos dudan sobre los plazos para electrificar la vía

El pasado mes de junio se fijó 2019 para electrificar la línea Nine-Valença
photo_camera El pasado mes de junio se fijó 2019 para electrificar la línea Nine-Valença

Aun aceptando que en 2019 se termina la electrificación de la vía, esta fase de modernización de la línea del Miño genera controversias entre los expertos. Es un proyecto realmente costoso para la situación actual de Portugal, y la mala conservación de la vía no favorece este cambio. Electrificar supone dejar a un lado los trenes diésel alquilados por Renfe para cambiarlos por unos eléctricos, como el Alfa Pendular, es decir, pasar de la máxima de 160 km/h de los trenes tipo “camellos” (denominados así por sus sobretechos en las puertas) a los 220 km/h de estos eléctricos. Pero este cambio no es sencillo.
Electrificar una vía supone un gasto muy elevado, y eso que Portugal ya afirmó en 2012 que no realizaría ninguna inversión “que no sea rentable”. En palabras del periodista y vicepresidente de la Asociación Viguesa Amigos Ferrocarril,  Francisco Gil, “la electrificación es un disparate. Supone un cambio de tracción y, por lo tanto, conlleva una inversión enorme. Y aunque el número de usuarios aumente, un tren diésel cubre este servicio perfectamente”. Este punto se cuestiona bastante desde el Eixo Atlántico, donde se defiende que, dadas las altas cifras de demanda, subiendo el número de frecuencias al día, la inversión se amortizaría. Mientras, Miguel Rodríguez Bugarín, exdirector xeral de Mobilidade de la Xunta y catedrático de ferrocarriles en la Universidad de A Coruña, se sitúa entre ambas posturas y afirma que “aunque el tráfico de personas no sea suficiente, con el transporte de mercancías sí se compensa. Son decisiones políticas, estratégicas, porque esta vía es un punto (el paso por Tui) fundamental". 
Pero hay más. “El problema de la situación actual es la alimentación eléctrica. Portugal trabaja con  25.000 voltios, como es también el caso del tren Vigo-A Coruña, que es una línea de alta velocidad, mientras que la línea eléctrica de Renfe es de 3.000 voltios y tipo continua. Es decir, nos encontramos con el problema de conectar dos redes de voltajes distintos”, asegura Bugarín. Y este difícil contexto conlleva dos alternativas complejas: o bien llevar trenes de bitensión, lo cual no es problema para España pero sí para Portugal porque no tiene este tipo de trenes, o colocar una línea que convierte la electricidad en continua de Vigo a Portugal, como la Vigo-A Coruña”. 
Además de ese problema, “el trazado es muy antiguo, es la antigua línea del Miño que tiene más de 100 años. Y esta antigüedad se nota en que son vías únicas, con radios muy cerrados y sistemas de seguridad y control muy obsoletos, tanto que la red no está centralizada”. De ahí que la mejor solución posible para este debate sea, para Francisco Gil, “mejorar la seguridad en las vías y también los trazados”.
No obstante, como la Cumbre Ibérica decidió que la modernización de la vía pasa por la electrificación, Miguel Bugarín aporta como veredicto que “a corto plazo lo mejor es tener trenes diésel más rápidos, pero a largo plazo, la solución inteligente es electrificar la línea”. Desde el Eixo, en cambio, creen que electrificar “es la mejor solución... por el momento”. n
 

Te puede interesar