Episodios vigueses: cuando la villa de Bouzas quiso volver a ser municipio independiente

Panorámica de Bouzas a día de hoy.
photo_camera Panorámica de Bouzas a día de hoy.
En 1890, el reducido Vigo tenía 22.144 habitantes, que en 1910 pasan a 35.000 y de 85.700 a 132.000 en 1943

En la repetida ignorancia de la historia de Vigo, hay un episodio ocurrido hace 40 años, cuando en la Villa de Bouzas surgiera un movimiento muy extendido que, ante lo que consideraba impropio trato por parte del Ayuntamiento, proponía la secesión o, mejor dicho, recuperar la entidad como concello propio. Don Jesús Blasco, que era militar retirado, fundador de la Asociación de Vecinos de Bouzas y don José Maria Pérez, secretario de la entidad, se alzaron frente a las pérdidas de personalidad e importancia del ahora barrio, pese a que era el núcleo esencial de lo que sería la potencia industrial de aquella pequeña aldeíta de escaso territorio, que apenas pescaba más allá de la ría. Fue en 1904 cuando Vigo absorbe a Bouzas, y en 1941 suma Lavadores. Este hecho produjo el salto demográfico. En 1890, el reducido Vigo tenía 22.144 habitantes, que en 1910 pasan a 35.000 y de 85.700 a 132.000 en 1943.

En un interesante trabajo el doctor arquitecto José Luis Pereiro, en su obra sobre el desarrollo urbano de Vigo escribe que se atribuye a las poblaciones de lo que hoy se considera el rural de Vigo, que el modo de evitar el pago de tributos del campo en los fielatos municipales que gravaban la entrada de alimentos era integrar sus espacios. Si bien se conserva el pendón municipal de Bouzas, que yo sepa sus archivos municipales desaparecieron, aunque a veces aparecen documentos del mismo en los chamarileros del Rastro de Madrid. Se recurría a mil triquiñuelas para evitar el pago para entrar en Vigo los productos de la desembocadura del Lagares. Como dice Pereiro a los alcaldes del interior se les ocurrió que había que hacerse con el pujante municipio que armaba una de las más importantes flotas pesqueras de España, con dos centenares de buques matriculados, aparte de ser el núcleo del que salieron nuevos artes de pesca, como como operar en parejas.

En realidad, como han escrito algunos estudiosos, hubiera sido más razonable que Bouzas absorbiera a Vigo y no al revés. A lo largo de la reciente historia, las quejas de Bouzas por el abandono sufrido han sido repetidas: desde tener que soportar que acaben en su bahía buena parte de los colectores de urbanos, los rellenos portuarios que acabaron con los bancos marisqueros tradicionales, la pérdida de población y la propia impronta de su cultura pesquera. Una pujante asociación de vecinos entendía que Bouzas debería recuperar su condición de Ayuntamiento propio. El alcalde Soto que fue uno de los que recibiera a los comisionados del barrio pareciera en principio sensible a las demandas boucenses, pero las cosas no cambiaron. El propio Pereiro, autor del libro “Desarrollo y Deterioro urbano de la ciudad de Vigo” apuntaba que otro hubiera sido el resultado si al frente del concello hubieran estado personas con mentalidad marítima y no gentes del interior.

En ese deterioro se anotan los propios archivos municipales, si bien hasta tiempos recientes, los propios de Vigo eran un guirigay, pese a la ejemplar labor de algunos estudiosos. El Ayuntamiento de Vigo no ha satisfecho como debiera la petición de documentos que permitan la adecuada reconstrucción de la historia de Bouzas, salvo una certificación de que con fecha 6 de enero de 1904 se resuelve que el municipio de se disuelve e integre en el de Vigo. Hay, por otro lado, algunos gestos notables que denotan el espíritu ciudadano de Bouzas como conjunto. Hace unos años, un cierto número de prostitutas extranjeras pretendieron tomar el barrio, donde ahora se instala la feria de los domingos, acompañadas de todos los elementos de este mundo. Con independencia del drama social que acompaña a este fenómeno, el barrio se echó a la calle con curiosos lemas como “Putas fuera de Bouzas”. El propio vecindario de manera individual y colectiva se enfrentó a los proxenetas que tuvieron que abandonar el territorio, no sin algunos incidentes que no fueron a más, gracias a la contundencia y masa de vecinos que los arrojaron de allí.

Cuenta Pereiro que el Ayuntamiento de Vigo debe mucho a Bouzas. La precaria situación económica del mismo, se pudo paliar con los aportes del rico barrio de armadores y de sus labiosas gentes. Es curioso que tanto en Bouzas como en Lavadores, cuando una persona se traslada al centro de la ciudad, siguen diciendo “Vou a Vigo”, porque Vigo es solo el centro de la parroquia de Santiago y poco más. El resto siguen siendo Bouzas o Lavadores que no olvidan lo que fueron.

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