Manuel Camiña asegura que no se presenta a las elecciones en el Cangas y pide el relevo
No me presento y no voy a ser presidente". Manuel Camiña quiere sonar tan contundente como fuerte es su deseo de dejar de ser la cabeza visible del Balonmán Cangas. La junta directiva presentó su dimisión en la asamblea del pasado viernes y él mismo se ha quedado como presidente de la junta gestora, "por lo que no me puedo presentar. Es otra garantía de que no voy a seguir".
Lo malo para el sempiterno máximo mandatario del Frigoríficos es que no es la primera vez que dice que se va y se ve obligado a quedarse porque no hay relevo posible. "Mi gran fracaso en el balonmano es no lograr ese relevo", repite una y otra vez a quien quiera oírle. Porque él quiere irse: "No es cansancio. Con el club estás atado. Y si fuera un equipo de Territorial, pues vale. Pero hay que conseguir mucho dinero y nosotros tenemos a gala que siempre cumplimos con la gente. Sólo yo sé lo que paso cada fin de mes. Te vuelves tarumba. Es un sinvivir".
Por eso, quiere que la gente le crea cuando dice que se va. "Mis amigos saben que no estoy de coña, porque ellos ya pasaron por el club y lo dejaron. De los que en el 84 fundamos esto tras desligarnos del Alondras, sólo quedo yo", explica. Insiste en que "de entrada, no voy a ser presidente. Que se lo crean o no es otro problema".
Su deseo sería que apareciese una candidatura con "gente joven, con ideas nuevas y con esa ilusión que teníamos nosotros y que contagiamos a todo el pueblo". Porque Camiña recuerda que "en enero haré 50 años gestionando el club. A los 16, cuando jugaba en el equipo juvenil, ya iba con una bolsa para recaudar dinero y pagar el barco a Vigo para jugar allí". Y en ese caminar estuvo acompañado de un grupo –"esto no lo conseguí yo solo"– que se ha ido deshaciendo con el paso del tiempo.
Camiña promete ayuda al que se decida a asumir el mando: "Podrá hacer de mí lo que quiera. Si hay que limpiar la pista, lo haré por enésima vez. Y si necesita mis contactos, los tendrá. Colaboración total, pero sin ser nada ni en primera ni en segunda fila. No quiere ser ni presidente con cargo ni presidente en la sombra".
El presidente anhela poder ver los partidos en O Gatañal por fin enteros –"no puedo porque estoy con la cantina, el bingo, hablando con la gente..."– y tener más tiempo para él y su familia –"me encanta viajar y esto te ata. Tengo el correo lleno de anuncios de viajes..."–. Por eso, confía en que esta vez sí aparezca alguien: "No hay forma de dejarlo. Ya lo intenté antes al menos un par de veces...".
