Carlos Mouriño y Miguel Torrecilla no quisieron valorar ayer la situación del entrenador
Hay decisión tomada hasta el sábado pero, a partir de ahí, habrá que replantearse todo. Eduardo Berizzo cuenta con el apoyo de los dirigentes del Celta hasta el paso del Córdoba por Balaídos, pero la situación es delicada y ningún cargo en el club ha querido salir a la palestra para ponerle nombre o para aclarar el grado de confianza que se tiene en el técnico argentino.
Ayer, tanto el presidente, Carlos Mouriño, como el director deportivo celeste, Miguel Montes Torrecilla, rechazaron hablar públicamente sobre la situación del entrenador tras la racha de diez partidos sin ganar. No se tomará ninguna determinación hasta el fin de semana, pero tampoco los dirigentes del club quieren ser esclavos de sus palabras a la hora de tomar una decisión drástica tras el partido del sábado.
Porque es obvio que la imagen de Berizzo se ha deteriorado en las últimas semanas no sólo fuera del club, sino también de puertas hacia dentro. La directiva reconoce estar "preocupada", como ya dijo el vicepresidente Ricardo Barros el pasado martes, pero no quiere ir más allá a la hora de concretar el futuro a corto o a largo plazo del entrenador al que se confío el proyecto el pasado verano.
El presidente Mouriño rechazó en la mañana de ayer realizar cualquier tipo de declaración sobre el equipo durante la firma del convenio con el Concello para la remodelación de Balaídos en el propio estadio. El máximo mandatario celeste no quiso hablar más que de las mentadas obras, ante las preguntas de los periodistas.
Pocos minutos después, la situación se repitió en A Madroa, esta vez con Miguel Torrecilla como protagonista. El director deportivo tampoco quiso hacer declaraciones públicas sobre el momento que vive el equipo ni sobre la confianza del club en Berizzo.
Por lo tanto, todo queda pendiente del sábado. A partir de ahí, tocará hablar.n
