Sevilla-Celta

El Celta suma otra ocasión perdida

Pablo 'Tucu' Hernández se lamenta de una de las ocasiones que no pudo aprovechar ayer en el Sánchez Pizjuán.
photo_camera Pablo 'Tucu' Hernández se lamenta de una de las ocasiones que no pudo aprovechar ayer en el Sánchez Pizjuán.

Discutió el partido con el Sevilla de Berizzo y Nolito, que marcó, pero se dejó remontar y no atinó ante Soria

Es una de esas derrotas con sabor a ocasión perdida. El Celta sigue instalado en la medianía tras caer ayer ante el Sevilla sin merecerlo. Marcó en la primera parte, cuando el rival acumuló más ocasiones; sufrió la remontada del conjunto de Berizzo y Nolito, con gol del gaditano justo tras el descanso; y desperdició oportunidades en la segunda parte hasta que los cambios de Unzué despistaron a todo el mundo, incluidos los suyos. 
La mayor o menor responsabilidad emana de muchos factores. El económico no es el menor. El de la historia reciente, tampoco.  El del escenario tiene su aquel. El Sevilla se sabe en la nobleza, sino en la realeza, y con esa contundencia sin escrúpulos debe lidiar. El Celta tiene ese deje revolucionario, se asemeja a ese invitado a la fiesta por merecimientos que amenaza con robar el protagonismo a los protagonistas. Y ese peso se nota a la hora de jugar al fútbol, lastrando a quien se sabe obligado a y volviendo más livianos los movimiento del que meramente opta a.
Al Sevilla le cuesta carburar. Se nota en cada elección de once inicial, en cada inicio de jugada, en cada runrún por la grada del Pizjuán. El equipo dibuja potencialidades, no realidades. Y ayer vio cómo esas dudas las fomentaban, por un lado, el gol del Celta en su primera pseudoaproximación y los errores del Mudo Vázquez en las ocasiones locales. En la primera parte, el conjunto vigués vivió convencido en el repliegue desde que otra acción a balón parado con Pione Sisto de ejecutor encontró un gran cabezazo –lejano, bombeado, inusual, certero– de Maxi Gómez. Era el minuto 12. Y más satisfecho le habría dejado la situación si en el 21 Maxi hubiese aprovechado un gran centro de Wass en un cabezazo mucho más sencillo o si en el 29, otra astuta acción a balón parado que acabó con el balón en el fondo de la portería sevillista no hubiese sido anulada, con razón, por mano del rematador Pione Sisto. Fue un intento pícaro: Wass remolonea como sacador de una lejana falta lateral desde la derecha mientras Pione se acerca; el extemo amaga burdamenta con sacar pasando por encima del balón; su compatriota amaga con golpeo largo sobre un área poblada pero cede a su izquierda hacia un Hugo Mallo posicionado para evitar la contra del rival; el lateral busca en largo en el área a un Pione que siguió corriendo hacia el área, controló y marcó. Lástima que en ese control se ayudase con la mano.
Lástima. Porque el Sevilla tenía el balón pero no el control. Aun así, a trompicones de calidad, sí creó un puñado de ocasiones que el Mudo Vázquez no aprovechó. Hasta que tiró también del balón parado para empatar: Geis sacó una falta lateral y Muriel superó la marca de Jonny para marcar.
El tanto sevillista aplacó los nervios locales y convirtió en estéril la espera táctica del Celta. Había que cambiar de plan. Sin prisa, al principio, porque Nolito no aprovechó su ocasión justo antes del descanso. Y con prisa justo después del parón, pues el gaditano no perdonó su segunda ocasión, propiciada por su habilidad para desmarcarse y por el desborde de Sanabria al ganar la acción a Jonny.
Lo cierto es que la reacción fue rauda en producción de oportunidades. Con Aspas y Wass apareciendo por dentro y con el balón en posesión, en tres minutos Maxi y Tucu desperdiciaron dos ocasiones pintiparadas para marcar.
Fue una señal de lo que venía. El tiro de cámara dejó a Rubén en la sombra para empezar a mirar mucho más hacia Rico. Combinando por dentro y sacando hacia fuera en el último momento, el equipo celeste llegaba. Una enorme jugada colectiva acabó en un disparo de Mallo dentro del área que golpeó, de forma no punible, en el brazo de Lenglet. Pudo marcar Cabral en el 74 de un cabezazo en otra diseñada segunda acción tras saque de esquina. Debió hacerlo Maxi justo después en un necio despiste defensivo sevillista.
La tendencia era positiva. El Sevilla tenía más espacios atrás, pero no los aprovechaba. Y Juan Carlos Unzué, que ya había tirado de Radoja, dio un giro táctico a la cuestión un tanto indescifrable: Pione y Cabral fuera y Guidetti y Brais dentro, pero este último para completar la línea de cuatro atrás en el lateral zurdo, pasando Jonny a central. El equipo se trabó. Tuvo un par de ocasiones más –un remate de Mallo en el área tras rechace de Soria a una falta de Wass y un cabezazo lejano de Tucu–, pero aisladas. El Sevilla, con el ex céltico Krohn en el campo, acabó controlando el balón. Derrota. La clasificación se vuelve áspera.

Sevilla:
David Soria; Corchia (Kjaer, m.74), Geis, Lenglet, Escudero; N'Zonzi, Pizarro; Sarabia, Franco Vázquez (Éver Banega, m.63), Manuel Agudo 'Nolito' (Krohn-Dehli, m.82); y Muriel.
Celta:
Rubén Blanco; Hugo Mallo, Gustavo Cabral (Brais Méndez, m.78), Sergi Gómez, Jonny Castro; Daniel Wass, Stanislav Lobotka (Nemanja Radoja, m.68), Pablo Hernández; Iago Aspas, Maxi Gómez,  Pione Sisto (John Guidetti, m.78).
Goles:
0-1, m.12: Maxi Gómez; 1-1, m.35: Muriel; 2-1, m.47: Nolito.
Árbitro:
Carlos del Cerro Grande (comité madrileño). Expulsó al segundo entrenador del Celta, Robert Moreno, por protestar en el minuto 36. Además, amonestó a los locales Corchia (m.18) y Pizarro (m.86) y a los visitantes Aspas (m.62) y Jonny (m.89).
Incidencias:
Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 35.000 espectadores.

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