baixo miño

El Trega suma a sus tesoros una cabeza trofeo

La cabeza antropomorfa, dispuesta para su estudio. A la derecha, el lugar donde fue encontrada.
photo_camera La cabeza antropomorfa, dispuesta para su estudio. A la derecha, el lugar donde fue encontrada.

La excepcional pieza fue descubierta en la excavación de Mergelina en presencia de escolares y arqueólogos británicos

El equipo de arqueólogos, restauradores y demás personal que participa en las excavaciones del barrio de Mergelina, en el monte Trega —y que están financiadas por la Diputación de Pontevedra y el ministerio de Fomento— encontraron una de las piezas más singulares entre los miles de fragmentos que desde que se inició la intervención, en el mes de agosto, se llevan ya clasificados y registrados (siglados, en términos arqueológicos) en este yacimiento. 
Se trata de una cabeza antropomorfa, perfectamente identificable, que presenta como rasgos más destacados una realista representación de las dos orejas y una línea que bien puede delimitar un casco o simplemente el cabello.
Del hallazgo de esta pieza de especial valor fueron testigo un grupo de alumnos del IES A Sangriña, que participaba en el programa de visitas guiadas organizado por el Patronato Municipal Monte Trega a las excavaciones, y varios arqueólogos británicos que se encontraban también de visita en el yacimiento.

cabezas en los castros
Los castros vienen dando, no muy frecuentemente, eso es cierto —de ahí la excepcionalidad del hallazgo de A Guarda—, sorpresas de esta naturaleza, ya que este tipo de representaciones —cabezas sueltas o cabezas-trofeo— estaba muy presente en la cultura celta. Los vestigios en el territorio que ocupaba la antigua Gallaecia (Galicia, parte de León y norte de Portugal) si bien no son muy abundantes, sí son muy significativos. Destacan las piezas escultóricas de Vizela y Santo Ovidio de Fafe (Portugal) y el guerrero de Armeá (Allariz) así como la cabeza suelta de Rubiás (Bande).
Todas estas piezas se caracterizan por cierta tosquedad en su ejecución, con ojos abiertos, cerrados o semicerrados, generalmente carente de cabellos y pudiendo tener o no repre­sentación de orejas. Sobre su interpretación, también hay varias versiones. Algunos autores entienden que era protectores de los poblados —suelen encontrarse encajadas en los muros— cuya función era vigilar y ahuyentar al enemigo. n

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