Cuando Francisco G. fue a declarar ante el juzgado de Tui negó que tuviera artefactos explosivos, aseguró que sólo tenía la materia prima, nitrato de potasio y azufre, pero que los tenía separados, con lo que según él era imposible una deflagración. Ocultó no obstante que tuviera más almacenes repartidos en la zona y que fueron apareciendo tras las denuncias de los vecinos.
Conocidos de Francisco, que acompañó ayer a la Guardia Civil, insistieron en lo que hace unos días comentaban sus allegados, que su intención era salvar el negocio familiar que se remonta a años de historia. Aseguraron que la pirotecnia se construyó antes que las casas y que dicha urbanización fue el inicio del fin. Las denuncias urbanísticas consiguieron paralizar el negocio del que vivía y que pertenecía a la familia.
Ayer, explicaban que Francisco está totalmente destrozado por lo ocurrido y que nunca tuvo intención de causar daño a nadie sino de intentar mantener su trabajo.