Opinión

El factor cine

La experiencia en materia de cinematografía me dicta que es en los tiempos de crisis económicas, sociales, políticas, ideológicas o todas juntas a la vez que también se dan, cuando el cine vuelve el rostro hacia lo oscuro y produce sus mejores muestras en géneros de anticipación, fantasía, ciencia ficción o terror. Recuérdese que tanto “Nosferatu” como “El gabinete del doctor Caligari”, se estrenaron nada más finalizar la primera Gran Guerra del mismo modo que toda la serie B del Hollywood dedicado a monstruos del pantano, visitantes de otro planeta y personajes estremecedores de dimensiones desconocidas, llegaron coincidiendo con los estertores de la segunda.  Los japoneses hicieron su cine fantástico invadido de monstruos antediluvianos que partían de las entrañas de los volcanes o resucitaban animados por explosiones radiactivas, poco después de sufrir en sus propias carnes los terrores de los bombardeos atómicos, y la gran hecatombe bursátil de los años 30 puso en pantalla personalidades tan ilustres como el Frankenstein de Karloff, el Drácula de Lugosi o el gran King Kong encaramado a la terraza del Empire State Bulding.
Se está reproduciendo el fenómeno según observo y catalogo. Las cadenas de televisión a la carta se han sumergido en una carrera a ver quien produce  más cine de horror, rescatando y reconduciendo para la pantalla moderna los mitos más representativos del género, y ya se anuncia una nueva recreación de “Frankenstein” realizada por Guillermo del Toro, hay anuncio de dos nuevas producciones inspiradas en la misma temática, y se vocea desde hace algún tiempo una serie empeñada en explicar qué ocurrió durante su travesía desde el puerto de Varna a orillas del Mar Negro hasta Withby en el sur de Inglaterra, a bordo del barco “Demeter” que traía  al conde Drácula a Occidente sabiamente disimulado entre cajas llenas de arena. Negros augurios, negros escenarios, negro provenir, negro cine para ir calentando motores.
Soy un buen aficionado al cine fantástico y creo haber devorado lo más ilustre de la temática, pero confieso que este movimiento tan vigoroso de rehabilitación de los mitos más oscuros me inquieta. En realidad y tal como está el patio, me inquieta todo. 

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