Opinión

Andalucía mía

Sabrán que amo intensamente Andalucía y que muchos de mis mejores momentos de ayer de hoy y espero que de mañana, se han sucedido y se sucederán allí, detrás de Despeñaperros donde las cosas, créanme, adquieren un significado diferente como le ocurre a su cielo. Andalucía es, en efecto, muy grande –tiene 88 mil kilómetros cuadrados casi tres veces Galicia- lo que da lugar a diferencias muy acusadas, caracteres muy diversos y un acento propio en cada franja de territorio negando el extendido principio tenido desde fuera de que todos los andaluces hablan igual, cuentan los mismos chistes y tienen la misma gracia. Por tanto en ella cabe mucha gente de muy distinto pelo y muy distinta condición y ética muy diversa.
Mi estima por esa Andalucía a la que múltiples razones me vinculan sufre con cierta frecuencia ante el convencimiento de que algo por allí no funciona y ante la evidencia de que cada vez se transmite desde esta tierra hermosa y singular un pálpito ingrato y vergonzante, fruto de muchos y muy diferentes factores a cual más perverso.
Desgraciadamente, los datos fríos y desnudos dicen que Andalucía, es con un 36 %, la región con más paro de toda la Unión Europea y que en la provincia de Cádiz por ejemplo, el paro juvenil se acerca al 70 % mientras la comunidad asalta las cabeceras de los periódicos de media Europa gracias a fraudes de la magnitud y desvergüenza de los ERE a quien acompaña hoy la revelación de una nueva estafa recién descubierta que le puede dejar en toquilla y que afecta otra vez a su Gobierno, a los sindicatos y a las patronales propias. Es el que se detecta en la administración de falsos cursos de formación, maneja fondos de la UE y puede superar los 2.000 millones de euros si es que no llega al doble. Si la Unidad de Delincuencia Económica demuestra con sus investigaciones la existencia de un escándalo semejante, podríamos estar ante la malversación más cuantiosa cometida en España a lo largo de toda su historia. Conseguir un lugar en ella por semejante y gigantesca pendencia no deja de ser una tragedia. El mayor desempleo de Europa y sus gobernantes más sinvergüenzas. Menudo dilema.
Sinceramente creo que Andalucía no se merece el uso que ciertos andaluces desleales y bandidos han hecho permanentemente de ella. Entre estos golfos y el Tempranillo me quedó con el Tempranillo.

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