Opinión

De novo con don Alfonso

Hombre (y mujer, ¿no?). No estaba muy lanzado pero todo este lío de hoy (de la operación de Don Juan Carlos), me decidió a ser formal y cumplir con la obligación local ante los hechos importantes y sus recuerdos históricos. (Es que los monarcas son gente de carne y hueso y en este caso el hueco con la papeleta que le cayó al pobre, (en el sentido sanitario), Don Juan Carlos, nos obliga a la rememoración. (Dicho finamente, ¿no, usted, lector?)

Y hay que ver como coinciden las cosas, los hechos, más bien y me parece que el remedio es solo escribir sobre aquellos tiempos, que empezaron con una desgracia:

En 1935 pudo ocurrir algo grave, pero menos mal. Estaban los obreros ensanchando el camino cuando se derrumbó parte del terreno con una avalancha de más de tres metros de altura que casi tapó las casas de don Benito Varela y de doña Enriqueta Sánchez, que tuvieron que denunciar el hecho. (Y menos mal que solo se destrozó material que se complementó con cristales de ventanas y puertas; con muros y un buen susto causado por los muros y los desprendimientos.

El Concello de entonces pagó todos los desperfectos enseguidita que se acabó la obra. (Milagro, ¿no?)

Y ahora es cuado ya podemos meter entre nosotros a Don Alfonso, doce de España, que era hijo de Isabel II el cual casara con Doña Mercedes de Orleáns a la que el pueblo dedicó y cantó los romances “donde vas Alfonso XII, donde vas, triste, ay de ti… Voy en busca de Mercedes que ayer tarde la perdí.”

El rey volvió a casarse con Doña Cristina a la cual dejó a su vez viuda pero regiamente preñada de Don Alfonsiño XIII, que fue rey no más nacer. (Ya se sabe que los reyes tienen una serie de privilegios que el pueblo aplaudía… Parte del pueblo, digo. En el año 1861 los vecinos de la calle que partía de la puerta del sol hacia Areal querían el nombre de Alfonso XII, pero se le dio al paseo el año 1884.

En 1875 se colocó un salón de sesiones del ayuntamiento con un retrato al óleo hecho por Ramón Buch –pintor vigués- del rey Don Alfonso XII de tamaño natural, en uniforme de gala y actitud arrogante. El cuadro duró hasta el año 1931. Lo tiraron de allí, roto, irrestaurable. Y…con el tiempo a trozos desapareció.

Y ya esta bien, mi próxima comunicación hablará de los últimos apuros del rey Don Alfonso XII.

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