El Imserso acaba de demostrar plásticamente que las provincias importan y ser capital todavía cuenta tanto ahora, en pleno proceso de deconstrucción político-jurídico hacia una especie de confederación, que hace casi 200 años, cuando se trazó el mapa de un país centralizado. El Imserso, como cada año, organiza viajes para jubilados, que en el caso de Galicia tienen como punto de partida en la mayoría de los casos el aeropuerto de Santiago, lo que puede entenderse por logística al tratarse de un lugar central para toda la comunidad. Pero… los viajeros que embarcarán en Lavacolla son transportados en autobús desde las capitales y ningún otro sitio. Así que los miles de vigueses viajeros, que son mayoría, tienen que ir por sus propios medios hasta Pontevedra.
La logística dice una cosa, pero la lógica dice que el Imserso podría poner un autocar desde Vigo, hacer parada en la Boa Vila y continuar hasta Compostela. Pero esta lógica está reñida con el principio de que todo se centraliza desde las capitales. Y a estos efectos Vigo es igual que Porriño. Es decir, un pueblo de la provincia de Pontevedra. Esta es la realidad. Ciertamente, las cosas han cambiado mucho para mejor y los vigueses, el primer municipio de Galicia por población desde hace casi 60 años, ya no tienen que ir a Pontevedra a arreglar asuntos judiciales, de tráfico o registrar asuntos mercantiles. Pero la provincia manda y mucho. La solución está en nuestras manos, así que me voy a repetir: cambiar el nombre de la provincia para que sea oficialmente dual (Pontevedra-Vigo) o Rías Baixas, una marca turística reconocible, acabaría con esta absurda situación. El Imserso ha puesto las cosas en su sitio.
