Opinión

Promesas, promesas

Ana Pontón está a la caza del voto y su campaña se basa no en poner el acento en lo que es el BNG, sino justamente lo contrario, en hablar sobre asuntos de otro tipo. Por ejemplo de que si es presidenta habrá en Vigo un centro de reparación naval, lo que parece una buena idea. La manejan hace años los empresarios del metal, pero no ha podido ser por varias razones, entre ellas no la menor que el muelle de Bouzas está pluriempleado y ya se utiliza para realizar reformas en buques. Otra opción, también manejada, pasa por reconvertir Rodman, pero tampoco ha pasado de ser una propuesta sin concretar. Pontón tiene poco que perder y mucho que ganar, sus posibilidades de alcanzar la Xunta -de Galiza, en su caso- no son nulas, pero tampoco cuenta con una baza ganadora. Así que ha tirado del cheque imaginario y añade la compra de Povisa, la ampliación sin límite de la plantilla del Cunqueiro y un largo etcétera en el campo de la gestión. Pero su primer punto en el programa es político: la autodeterminación, es decir, meter a Galicia en el monotema catalán del Procés y la independencia.

El PP mantiene su ruta, que pasa por no hacer grandes promesas que no pueda cumplir en vista de que es bastante probable que pueda continuar al frente del Gobierno gallego. Así que hay que medirse mucho más. De hecho Alfonso Rueda solo ha hecho una gran promesa, al inicio de la campaña, y fue en Vigo, de que el próximo curso será gratuita en Galicia toda la educación, desde infantil hasta universitaria, una medida difícil de atacar desde la izquierda por su condición de claramente socialdemócrata: es igual para todos al margen de la renta, como la sanidad o la enseñanza en colegios públicos e institutos. Acaba de añadir el cheque para los propietarios de perros, porque cada vez hay más canes y menos niños. Así estamos.

El PSOE, en cambio, mantiene una posición mucho más baja, quizá por la coincidencia de todas las encuestas en que seguirá de tercera fuerza. Besteiro, que se explica bastante bien, ni siquiera ha renunciado a su escaño en el Congreso. En Vigo es otra cosa, con la campaña en paralelo del líder local de los socialistas por conseguir ser la fuerza más votada en las autonómicas, lo que no ha logrado nunca.

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