Opinión

El PP vigués y el PSdeG, vidas paralelas

El PSdeG ha cambiado de liderato en una docena de ocasiones desde que se inició la autonomía gallega, a principios de los ochenta, y el resultado ha sido justo el contrario al deseado, una irrelevancia creciente. En realidad, solo tuvo tres grandes dirigentes, el primero Paco Vázquez, que renunció a presidir Galicia por su hiper coruñesismo militante. Los otros dos, Laxe y Touriño, alcanzaron la Xunta y mantuvieron a raya a los nacionalistas, confirmando la vieja teoría de Fraga: se gana desde el centro y solo así el PSdeG es una alternativa. Ambos fueron desalojados de la dirección socialista gallega pese a que no perdieron votos en las siguientes elecciones. Fraga ganó la mayoría absoluta a Laxe por un solo escaño por la caída de sus aliados y Feijóo a Touriño lo mismo, por la pérdida de un diputado del BNG. 

El PP vigués vive en el mismo caos. No es capaz de dar con la tecla y cuando lo logra, acaba tirando todo el trabajo por el desagüe. En dos ocasiones lo tuvo en su mano, primero con Manuel Pérez, luego con Corina Porro, y ambos sufrieron en sus carnes fuego amigo. A Pérez, directamente le echó su partido tras conseguir ser la primera fuerza y luego la mayoría absoluta, en un autogolpe difícil de entender. A Porro, tras lograr la alcaldía gracias a la incapacidad política de Ventura Pérez Mariño, tuvo que lidiar con toda clase de obstáculos. Y aun así obtuvo 13 concejales en dos convocatorias seguidas, quedándose a centímetros de la mayoría absoluta. Luego llegaría Elena Muñoz, tirada en paracaídas a tres meses de las elecciones, y el fiasco de Marta Fernández-Tapias, que tenía mucho camino por delante con opciones. Y vuelta a empezar. Este pasado domingo, el PP obtuvo su mejor resultado en Vigo en once años, y aun así a diez puntos de la media gallega.

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