Este lema con el que se conoce la revolución francesa de 1789, que a pesar de sus momentos de ‘terror’ con Robespierre, Marat… y posteriormente con el imperio napoleónico. Se inició con el derribo de la Bastilla en París, hoy Plaza de la República, que sígnico el derribo del absolutismo y considerado como el inicio de la que conocemos cómo ‘Democracia’. Con el tiempo las ideologías fueron transformando este lema, que aún sigue siendo el de la República Francesa.
Libertad, una lucha desde siempre de la humanidad, recordemos al esclavo Espartaco probablemente de Macedonia, que encabezó una rebelión entre los años 73-71 ac contra los romanos, cuya leyenda se plasmó en la película con el nombre del esclavo. Tras la Segunda Guerra Mundial se gozó en Occidente probablemente de los momentos de mayor libertad, no duró mucho tiempo la guerra fría influyó. Se pensó que tras la caída del ‘muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética con la incorporación de sus ‘satélites’ a Occidente tendríamos Libertad soñad. Hoy en día en muchos países, España es uno de ellos, cada vez tenemos menos. Se prohíben bebidas, alimentos entre otros, se impone un lenguaje inclusivo, la libertad de expresión cada vez está más perseguida. Hemos llegado a dividir a la población entre ‘buenos’ (piensan y actúan como los que deciden) y ‘malos’ no comparten la ideología dominante).
La igualdad se buscado en muchas ocasiones, sigo hablando de Occidente, cada vez el hueco entre ricos y pobres se agranda más, Caritas lo dice:” Los gastos relacionados con el pago de la casa y sus suministros son -con diferencia- los que más se han incrementado en los presupuestos familiares, desequilibrando así las economías de millones de familias en nuestro país”. Poco más que decir.
La fraternidad casi no se nota. Cierto que en la Internacional se canta: “El hombre del hombre es hermano derechos iguales tendrán”. Las ONG’s, las distintas religiones siguiendo el mensaje de Jesús de Nazaret, especialmente la católica en sus diferentes organizaciones, tratan de paliar esta falta en la sociedad.
En nuestras manos está el poder cumplir este lema, y con la Constitución de 1978, evitemos la crispación, con el voto y si es necesario con la movilización pacífica lo conseguiremos.
