Opinión

Zorros cuidando de las gallinas

No vine a tu país/ para quitarte la comida/ sino para saciar mi hambre./ No vine para robarte tu casa/ sino para tener la posibilidad de construir la mía./ No estoy aquí para dejarte sin trabajo/ sino para pelear por encontrar uno./ ...No soy tu invasor/ porque no he venido a acaparar nada/ de lo que tú tienes/ sino a compartir lo poco/ que yo puedo darte". Son versos del rumano Miguel Gane en "Ojos de sol", uno de sus excelentes poemarios. Miguel Gane, su nombre "españolizado", también tiene una novela, pero nunca ha ganado un premio ni ha firmado una columna periodística ni está en ninguna tertulia de radio o televisión, aunque sabe muy bien lo que significa ser inmigrante, dejar tus raíces y a toda una familia atrás, tener miedo, arriesgar la vida, vivir en un país extraño, tener que aprender otra lengua, trabajar en lo que te dejan, asistir a una escuela donde te miran como diferente, ver cómo algunos intentan aprovecharse de ti porque no tienes papeles ni derechos, ser explotado por los traficantes y acabar en la prostitución si no has muerto en el camino...

Me regalaron su libro hace unos meses, precisamente en un viaje por Cataluña, en uno de esos pueblos en los que viven, trabajan y sueñan muchos inmigrantes como él. "Vine a cuidar los hijos que no tengo,/ vine a convertir los sueños en trabajo,/ a tener una casa llena de plantas,/ llena de libros, llena de luz; / vine a entregar mi tiempo al amor/ --si es que se puede dar el infinito/ al infinito--,/ acudí, sediento, a los que me prometisteis que habría/ tras el esfuerzo, tras los idiomas,/ tras los dobles grados, tras el sueldo basura".Ceder la gestión de la inmigración --me da igual que sea delegación o transferencia de competencias-- a una ideología xenófoba, ponerla en manos de políticos de extrema derecha --que no son de Vox, mira por dónde, hubiera sido un escándalo nacional-- como poner en manos de políticos que no se enfrentaron decididamente a ETA la excarcelación de los asesinos que cumplen condena, y manifestarse junto a los que prefieren defender a los asesinos que a sus víctimas, es degradar la política hasta extremos que nunca pensamos que podríamos ver en esta democracia y en este país de inmigrantes y de víctimas del terrorismo.

Además, estas competencias se dan a Cataluña mientras se ignora que Canarias es otra Lampedusa, donde han llegado este año más de 40.000 migrantes, siete mil de ellos menores, personas que no tienen capacidad de acceder por vías legales y seguras y que quedan en un limbo que les conduce a la marginación y la delincuencia. O como se ignora a los cientos de venezolanos, colombianos, peruanos, marroquíes que aunque no están detenidos, permanecen en salas del aeropuerto de Barajas que están desbordadas y donde sobreviven en condiciones indignas sin que nadie se preocupe de resolver el problema.

El Gobierno de Pedro Sánchez, a cambio de unos votos y de aceptar un chantaje permanente, ha aceptado que en Cataluña los zorros cuiden de las gallinas. No es mejor la situación en Europa. El acuerdo para el nuevo Pacto de Inmigración y Asilo, en lugar de buscar medidas en los países de origen y acuerdos con sus Gobiernos para afrontar allí la seguridad, la miseria, el hambre o la falta de oportunidades, impulsa dejar varados, detenidos durante meses en los países limítrofes de la Unión, a cambio de dinero, a los solicitantes de asilo, incluidos menores no acompañados y familias con niños en lugares que se parecen a campos de concentración. "A eso vine/ y nada encontré./ Para vosotros es la rabia/ Para vosotros es la culpa./ Para vosotros es el fracaso". Palabras de un rumano que se llama Miguel Gane y que lucha por un futuro en el que podemos caber todos. O deberíamos poder caber todos.

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