Opinión

"Terra Llure", Aznar y el ingrato Puigdemont

Es una técnica bastante pobre y un recurso casi patético, que, para justificar los propios actos de Pedro Sánchez, su Gobierno y partido, se rebusque a ver que hizo la derecha de modo parecido, como antecedente. Cae por su base del propio discurso, pues un Gobierno que representa “la mayoría social”, un Gobierno progresista y de izquierdas no debería –digo yo—imitar a la “fachoseria”. Pero es peor todavía la burla manipulación de los datos en el caso que ahora expondré. Por otro lado, es injusto, desagradecido y no hay derecho de que, al mismo tiempo que el doctor Sánchez dice que está dispuesto a reunirse con el fugado Puigdemont cuantas veces sea menester por el bien de España, una vez impune, éste y los suyos repliquen que su interés no es cooperar en la gobernabilidad de España, sino conducir a Cataluña a la independencia. No sé la cara que se le quedará a Sánchez ante tanta ingratitud, cuando dice otra cosa. Se lo acaba de espetar Laura Borrás.
De un tiempo a este parte, el discurso de Sánchez pertenece al género de la “prospectiva”, pues augura el chorro de bienes que caerán sobre España con sus más polémicas decisiones: Lo de Cataluña quedará resuelto, Junts y ERC se moderarán y alistarán en la política de la moderación y el entendimiento, acomodándose al modelo territorial que él mismo fabrica. Dentro de nada, se entonarán cánticos a los efectos de la amnistía que pondrá a cero las cuentas con el independentismo. Sánchez es un maestro en este género, pues es muy hábil para dar la vuelta a sus asertos y decirnos que cuando interpretamos que dice una cosa, si conviene, nos hará ver que quería decir lo contrario. Es curioso que le extrañe que se hable de su gran creación, la amnistía por imposición, que millones de españoles discrepen de la gracia o que se le recuerde que varios de los policías atacados por los comandos de los CDR o el Tsunamic, ahora impunes, cuyas heridas y se secuelas irreversibles hicieron que tuvieran que abandonar su empleo, que se recuerde que él los visitara en los hospitales como prueba de apoyo a los que defendieron la Constitución. Pero que borrará la responsabilidad de quienes destrozaron sus vidas “por el bien de España”.
Merece, en ese sentido, especial mención el ahora invocado indulto de Aznar a las vanguardias de “Terra Lliure”, que se exhuma como antecedente de que la derecha ya perdonó a otros terroristas. La infame ocultación de los datos forma parte del panorama real de este caso, que conviene precisar, empezando porque un indulto no es lo mismo que la amnistía. Cierto que el 28 de junio de 1996, en uno de los primeros Gobiernos presididos por Jose María Aznar, indultó a quince miembros de la ya entonces extinta organización Terra Lliure. Pero lo que no se dice que es ese proceso lo iniciara el ministro de Justicia del Gobierno de Felipe González, y que Aznar se limitó a aplicarlo. Prueba de ello es que estos indultos fueron anunciados previamente por el ministro de Justicia de Felipe González, Alberto Belloch: eran 18 todos los indultos, pero sólo se concedieron dos y el resto, ya tramitados, pasaron para el Gobierno de Aznar. De todos modos, los terroristas catalanes ya vinieron disfrutando de beneficios penitenciarios. Los quince indultos de 1996 provenían de una condena un año antes en la Audiencia Nacional que sumaba entre uno y 27 años de cárcel para 18 integrantes de la organización (detenidos en 1992 en una macrooperación dirigida por el juez Baltasar Garzón, una vez acreditada la "pertenencia a organización terrorista y tenencia de explosivos y armas"). Además, se les imputaba la autoría de varios atentados. Como ninguno de ellos había causado víctimas y escasos daños materiales y Terra Lliure ya había sido disuelta, la propia Audiencia Nacional había recomendado que se los indultara. Estos indultos se comienzan a tramitar, por el propio PSOE en marzo de 1996, pero no pudieron completarse los trámites. El Gobierno de Aznar los heredó y se limitó a ejecutarlos. Y no por cierto, a cambio de nada. O sea, que el asunto no es como se cuenta. Cierto que Aznar pudo no haber seguido adelante.
La prueba evidente de que los indultos da Aznar fueron la mera ejecución de los diseñados por el PSOE de González, está en la página 17 de la Vanguardia de 7 de mayo de 1966. Dice: “El ministro Rubalcaba informó erróneamente en marzo de un indulto a 18 condenados por pertenencia a Terra Lliure, cuando sólo se había indultado oficialmente a dos de ellos. El “BOE” sólo ha publicado, al cabo de dos meses, el indulto de dos. La Audiencia recomendó el indulto para todos. Un error deja en manos del oóbierno del PP el indulto a los 18 condenados de Tena Lliure, JustIcia admite fallos en los expedientes que invalidan la decisión del gabinete del PP”.

Te puede interesar