Opinión

Puigdemont arroja un jarro de agua fría ante el silencioso optimista Sánchez

A través de un mensaje en las redes sociales, Puigdemont ha hecho un llamamiento a recuperar el espíritu unitario del independentismo con el fin de alcanzar la plena soberanía del país y culminar el mandato de aquella jornada histórica. “Conviene que volvamos a la fórmula original. La que nos hace ganadores y nos permite sostener la posición ante una España que, por su parte, no ha abandonado nunca su fórmula original. Todo lo que se aparte de esta fórmula magistral, se aparta de la victoria". También ha aprovechado la ocasión para reivindicar la necesidad de respetar el mandato del referéndum. "Incluso hay quienes, para hacerse remarcar, han intentado desacreditar y deslegitimar el 1 de octubre. Pero estaremos alejándonos de la fórmula con la que ganamos. Si alejarnos nos lleva a la victoria definitiva, todos estaremos encantados. Los resultados de la desunión y la desmovilización, sin embargo, indican lo contrario". Puigdemont ha añadido: "la España de Felipe VI ha respondido como la España de Felipe V, porque ellos también tienen memoria y saben de la continuidad histórica entre el régimen impuesto por la Nueva Planta y todo lo que ha venido después. El 1 de octubre rompimos aquella continuidad. Pero ha incidido también que la victoria del 2017 no es todavía completa. El objetivo tiene que ser, pues, culminarla”. Es de agradecer la claridad.
Y mientras el fugado se exalta, el reciente gran mudo, en el Congreso de los Diputados, el doctor Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones, ha ido a hablar sobre sus planes para Cataluña en las sesiones de la Asamblea General de la ONU y ha rubricado que los acuerdos para su investidura serán transparentes y coherentes con lo que ha hecho estos años en relación con esta comunidad, y, por tanto, seguirá apostando por la vía política para resolver el problema catalán frente a “su judicialización”. Pero sus socios en el trato que lo lleve a mantenerse en la Moncloa dicen otra cosa, que el trato está cerrado en una parte, pero pendiente en otra.
Al tiempo que él se manifestaba, el independentismo en plena euforia en la plaza de Cataluña en Barcelona, animado por Puigdemont, conmemoraba en su forma acostumbrada el aniversario del 1-0, con la toma de los espacios públicos por los CDR, vanguardias de los beneficiarios de la amnistía en marcha, incluidos edificios e instalaciones del Estado, cuyo desmantelamiento y entrega a la Generalitat exigen de forma elocuente. Sánchez vuelve a tomar como propios el lenguaje del independentismo, como lo de la “judicialización” y sus protectores en algunos medios dan una vuelta a las palabras de forma que lo evidente se disimule. Ahora, a la impunidad de los delitos cometidos se le llama “alivio penal” y al montaje del encuadre jurídico de la amnistía se califica de “colchón”. O sea, que viene a ser cosa de cama.
El presidente en funciones se acomoda al marco de una rueda de prensa en Nueva York, y ha dicho, sin decir nada, que ya se verá por donde sale con el asunto, al ser preguntado por las declaraciones del líder de ERC, Oriol Junqueras, en las que dijo que ya estaba pactada una amnistía para apoyar la investidura, replica queno iba a entrar en ello porque no es su tiempo. Luego, con respecto al fugado Puigdemont, al que se comprometiera a poner ante la Justicia, dijo con el mismo cinismo que siempre la ha respetado. A la Justicia. ¿Entonces, como dice aquello de la “judicialización” y de que, en suma, no se debió aplicar la ley, sino el enjuague político a los delitos por los que fueron procesados los independistas de vanguardia y sus acompañantes en sus secuelas a los que se prepara “alivio penal”?
Cómo es posible que el mismo sujeto que apoyó la aplicación del 155, que calificara de rebelión y no de sedición de los hechos de Cataluña, que estaba en contra de los indultos y a favor de cumplimiento de las penas, dice ahora que cuando la Fiscalía del Estado hizo lo que en un Estado de Derecho hizo lo que tenía que hacer él, “el manifestó su desacuerdo”, pese a que las hemerotecas puede advertirse que miente. Adelanta que será coherente con lo hecho hasta ahora sobre Cataluña, y recalca: "Cuando digo eso, estoy diciendo mucho". Y como música de fondo, sonaban las declaraciones de los dirigentes del independentismo, en plena euforia de victoria, como las de Laura Borras (ex presidenta del Parlamento) o el diputado de la CUP en el Parlament Carles Riera, quien ha sostenido que "es inconcebible una ley de amnistía sin la autodeterminación". También se ha dirigido al PSOE y a Sumar y ha afirmado que el conflicto político no se resuelve solo con una ley de amnistía: "Lo que se tiene que hacer es reconocer el derecho a la autodeterminación y poner fecha para un referéndum".
Y por su fuera propio, dentro del propio PSOE, algunos se empeñan en empañar el optimismo americano del doctor Sánchez. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha dicho:  "No tengo la más mínima duda de que el Constitucional tendría que suspender lo que se apruebe, lo que se tramite de amnistía, antes de que entre en vigor, porque las consecuencias de ver a Puigdemont entrando, incluso presentándose a las elecciones catalanas y que luego pudiera venir una sentencia del Constitucional en contra serían absolutamente inconmensurables". En el editorial dedicado a conmemorar los hechos del 2017, el diario del Conde de Godó dice, entre otras cosas que sigue en pie referéndum (pactado) para salirse de España, lo que es una ventaja sobre la unilateralidad. Sólo cambia la estrategia. Y la mejor imagen del día es la de la de una dirigente del independentismo volviendo del revés la efigie del Rey, o sea, del Estado.

Te puede interesar