Opinión

El mensaje religioso de Rita Maestre

El gesto de despelotarse parcialmente, por parte de Rita Maestre, al asaltar una capilla en la Universidad Complutense, por el que ha sido juzgada (aunque ya pidió perdón a la Iglesia por si acaso) denota dos cosas: al mostrar sus glándulas mamarias como exponente gráfico de su condición conecta con los tópicos del machismo más celtibérico y dice poco de su respeto a sí misma como mujer. Pero además, al hacerlo en un recinto religioso revela sus propios complejos, ya que sin duda, como responde a su propia formación, el gesto escatológico añade un elemento de pecado, o sea, incrementa el tono del mensaje.
Desnudarse, aunque sea a medias en recinto, para otros sagrado, tiene una evidente connotación de sacrilegio, de mostrarse una cierta obscenidad que puede ser cosa natural en otro espacio, pero que en una capilla incorpora otros contenidos del mensaje.
Es evidente.
Ahora todo son disculpas, explicaciones, reinterpretaciones del gesto, intentos de pasar desapercibida y, como es de esperar, se pone en marcha el aparato de apoyo, solidaridad y respaldo en las redes sociales, adecuadamente animado por su preceptora la señor Carmena y sus ad láteres.
Ni siquiera, esta revoluciona tiene la gallardía del “sostenella y no enmendalla”.
 

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