Opinión

¿Que qué va a pasar? Pues la España de las dos coaliciones

Muchas veces, por la calle, a los periodistas nos preguntan: "¿Tú qué crees que va a pasar?" Todo el mundo tiene la sensación, creo que correcta, de que tras las elecciones de dentro de tres semanas se va a imprimir un importante giro político y, por tanto, social y acaso moral, en el país, gane quien gane. Obviamente, no me atrevo a predecir el futuro, y menos aún en un país políticamente tan sorprendente como España, en el que las encuestas giran como veletas porque la opinión pública también lo hace. Pero mi respuesta a los que me preguntan es siempre la misma: vamos, como siempre, hacia las dos Españas, ahora confrontadas en dos coaliciones, la del PP con Vox y la del PSOE básicamente con Sumar. Y eso ¿qué va a significar para nuestras vidas? Pues hay dos escenarios.

Escenario uno: el Partido Popular se alza con la victoria, pero necesita a Vox para conformar una mayoría de cara a la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Ante esta hipótesis, lo que está ocurriendo estos días es francamente negativo: el espectáculo de dos formaciones, claramente heterogéneas (¿qué tiene que ver el PP con el talante de la nueva presidenta de las Cortes de Aragón, por ejemplo? Nada), peleando por unas consejerías en dos o tres Comunidades Autónomas, y no por aportar soluciones a los problemas de los ciudadanos, es acongojante. ¿Qué ocurrirá cuando empiecen las negociaciones sobre el próximo Gobierno central y, digamos, Santiago Abascal exija una vicepresidencia del Ejecutivo y dos o tres carteras que en el PP no le quieren dar? Y, si vamos al debate de programas, comprobaremos que en el del PP hay cuestiones inasumibles que sin duda Vox planteará en materias como el aborto, la eutanasia o la financiación autonómica, entre otras.

Escenario dos: contradiciendo lo que dice una mayoría de las encuestas, el PSOE logra o bien ganar las elecciones o bien volver a aglutinar una mayoría suficiente para investir a Pedro Sánchez. Sería una nueva `mayoría de investidura`, pero esta vez difícilmente se haría con Bildu, aunque quizá sí, tras arduas negociaciones, con Esquerra. En ese caso, Yolanda Díaz se mantendría como vicepresidenta del Ejecutivo, esta vez como primera vicepresidenta, y colocaría a dos o tres de los suyos, nunca relevantes podemitas (Podemos ya se da por extinguido, en cualquier caso), en carteras importantes. Hay que reconocer que las respectivas campañas socialista y de Sumar discurren con mucho mayor respeto y hasta afecto mutuo de lo que ocurre en el escenario uno.

Obviamente, la victoria de uno u otro escenario implicaría sustanciales cambios en el otro bando. A la hora de escribir este comentario desconozco lo que Sánchez le ha dicho a Jordi Evole, o lo que este lunes pueda decirles a sus entrevistadores radiofónicos. Pero, diga lo que diga el presidente y secretario general, considero muy difícil que, si pierde, se mantuviese como líder de la oposición, y casi lo mismo vale decir para Núñez Feijoo. O sea, que los dos principales personajes de la política española se la juegan al todo o nada el próximo día 23, mientras que los líderes tanto de Vox como de Sumar no tienen los cargos en riesgo, entre otras cosas porque son ellos los creadores de sus respectivas formaciones y los principales responsables del éxito o del fracaso. Lo único que se juegan, claro, es la pervivencia de la propia coalición y las posibilidades de estar o no en el futuro gobierno de la nación. Lo que, dadas las circunstancias el mundo en cambio total que nos viene, no es poco.

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