Cartas al director

La conducta y las enfermedades se contagian

Una comisión de cabestros iraníes ofendió a las españolas con el silencio feminista. Por su valor, las felicito. A las mafias o castas políticas les sobran peleles y estómagos agradecidos que con irrespeto y vileza usan a su conveniencia Nación, Estado e instituciones y, por desprecio y ninguneo a la ciudadanía, no acuden al trabajo o Parlamento desde hace cinco meses; a pesar de que el constitucional, a recurso de Sánchez sobre igual actuación del PP, dictó la obligación de acudir al Parlamento incluso en funciones.
Los carentes de honor y libertad dicen representarnos, cuando no se representan ni a ellos por obedecer al dedo bobalicón que los puso en la lista y les ordena lo que tienen que votar en las Cámaras. Además, muchos no son de la zona por la que se presentan o mienten en el padrón indicando un domicilio falso como M. T. Fdez. de la Vega, "miembra" de la casta que se jacta de honradez y decencia. En cuanto a la rica Isabel Celáa, otra de la pringada mafia, no declaró todos sus bienes por posible amnesia transitoria. Si estas cosas, y otras, ya las hacían ellos, en qué mejoró la ética política y el respeto a la Ley y a la ciudadanía con la llegada de mujeres a la política. Ellas y ellos carecen de cultura política. Por sentir vergüenza ajena no comento sobre educación y cultura general de ellos, ellas, neutros y neutras. Qué decir sobre las mentiras y leyes con que reescriben la Historia de España del S. XX. 
Nos asfixian con impuestos que luego malgastan financiando: rebeliones, robos impunes, sindicatos, esbirros y asociaciones de variado pelaje, feministas cobardes ante ultrajes a las mujeres, las mal llamadas ONG, la mayoría cobran del Estado, y en lo que a ellos interese; no en mejorar nuestro bienestar, la Justicia y rebajar impuestos aboliendo gasto superfluo. Anulen, entre otras, benéficas subvenciones a lenguas y fablas, al papel prensa, a la televisión estatal y autonómicas al servicio del sátrapa de turno. Al contrario, van a aumentar impuestos para compensar el incremento del gasto previsto.
Las descaradas, soberbias y fatuas señorías incumplen la Carta Magna, a pesar de que al entrar en la cofradía de mantenidos/as juran o prometen lo contrario. la citada Carta dice, en su Artículo 2, que se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española. Por ello, supriman de su lenguaje la jerigonza o torticera expresión país, utilizada tanto para referirse a autonomías, que con su ayuda ansían una quimera causando alarma, como a España. Humano es errar; pero sólo los estúpidos perseveran en el error (Cicerón). 
Y que a tanto demagogo (corruptor de la democracia), traidor, inculto, mentiroso y trilero haya que llamarles señorías. Pero ellos, porque los vocablos ciudadano y español no están en su léxico, nos llaman gente o pueblo y nos tratan como pecheros por no exigirles ser respetados como ciudadanos.
Si las conductas y las enfermedades se contagian, o alzamos la testa o seguiremos siendo súbditos.
En esta ciénaga, la fiscalía y medios hacen juicios de pureza de sangre a algunos. Sobre la del PSOE, y otros, por coincidir con la genética de su negra historia, flos antes citados callan su gran corrupción en ERES. Qué decir de jueces que exculpan inicuos actos de odio contra la Benemérita. Si a ellos ofendieran, motivos hay, no serían tan benévolos. El código de la Guardia Civil dice: el honor una vez perdido no se recupera jamás.
Recuerdo que se presentan voluntarios para hacernos la vida política y social más agradable previo pago de exacciones e impuestos. De ellos comen y, por unanimidad, se suben sueldo y otros conceptos, cuándo muchos/as tendrían de pagar. Verbigracia, Ada Colau acaba de subírselo un nimio 40 %  ó 40 mil euros año.