La UVigo usa la IA para mejorar la seguridad alimentaria

Foto de familia de los representantes de las 17 entidades socias del consorcio.
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Ven crucial encontrar un equilibrio entre la necesidad de proteger el medio ambiente y promover prácticas agrícolas sostenibles

El proyecto SOSFood utilizará el potencial de las tecnologías de explotación de datos y la Inteligencia artificial (IA) para proporcionar una imagen precisa y global del sistema alimentario europeo, promoviendo así el desarrollo de herramientas predictivas.  

El consorcio, liderado por la Universidad de Vigo y en el que participan 17 entidades de toda Europa, celebró ayer en Santiago su reunión de lanzamiento en la que los socios destacaron “la necesidad urgente” de intervenir en el sistema alimentario para hacerlo “más productivo, inclusivo, sostenible y resiliente”, dada la actual situación de emergencia ambiental.

Con una duración de 48 meses, SOSFood cuenta con una financiación de 4 millones de euros a través del programa Horizonte Europa y en el confluyen organismos de investigación y empresas de España, Grecia, Lituania, Países Bajos, Portugal, Francia, Bélgica e Italia. 

La representación española, además de la UVigo, incluye a la USC, la Agencia Gallega de Desarrollo Rural (Agader), el Hub de Innovación Digital DATALife y compañías agroalimentarias como Grupo Cuevas. La iniciativa parte de la base de que el trabajo conjunto de expertos de los sectores público y privado, de la academia y la industria, así como de representantes de los consumidores contribuirá a acelerar la transición verde del sistema alimentario. 

Para eso, se creará una red para la compilación de datos, promoviendo la transparencia y el intercambio de información en todo el sistema alimentario; se cartografiará el escenario del sistema alimentario con una estrategia de análisis avanzada y la aplicación de tecnologías de IA; y se diseñarán herramientas de toma de decisiones adaptadas la cada nivel del sistema (productores, consumidores, responsables políticos) ajustadas al contexto y las necesidades de los consumidores.

El trabajo para contribuir a la sostenibilidad del sistema alimentario arranca en un momento en el que en toda Europa se suceden las manifestaciones del sector agrícola y ganadero. Las protestas, que llegaron a pedir la derogación de la Agenda 2030, evidencian ante la opinión pública la complejidad de este fenómeno que refleja, asimismo, las preocupaciones y desafíos a los que se enfrenta el sector agrícola. La ONU estima que en 2050 podría ser necesario “producir un 60% más de alimentos” para suministrar una población mundial de 9.300 millones de personas. El que fue director de la FAO entre 2011 y 2019, José Graziano, “hacerlo con una agricultura como la de siempre supondría una carga demasiado pesada para nuestros recursos naturales. Así pues, no tenemos más remedio que embarcarnos en una revolución más ecológica. Debemos trabajar para alimentar el mundo con menos”. 

El investigador principal del proyecto, Jesús Simal, catedrático de la UVigo y responsable del grupo de Investigaciones Agrarias y Alimentarias, que además forma parte del Centro de Investigación Interuniversitario de los Paisajes Atlánticos Culturales (CISPAC), destacó la importancia de involucrar a todas las partes interesadas, incluidos los propios agricultores, en la elaboración e implementación de políticas relacionadas con la agricultura y el medio ambiente. Es crucial encontrar un equilibrio entre la necesidad de proteger el medio ambiente y promover prácticas agrícolas sostenibles, al tiempo que se brinda apoyo y se asegura la rentabilidad de la actividad agrícola, ganadera y pesquera”.

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