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Dos testigos vieron a Déborah antes de desaparecer a tres kilómetros de casa

En abril, se celebró un multitudinario homenaje en memoria de Déborah, con la presencia de su amdre y hermana Rosa en Porta do Sol.
photo_camera En abril, se celebró un multitudinario homenaje en memoria de Déborah, con la presencia de su amdre y hermana Rosa en Porta do Sol.
El documento ante el juez señala lagunas en la investigación y contradicciones. Dos personas vieron a la joven el día de su desaparición a 3 kilómetros de su casa pÁG. 2

 El caso de Déborah Fernández continúa sin resvolverse después de 17 años, pero familiares y amigos mantienen sus esperanzas de que sea reabierto para conocer qué ocurrió la noche de su desapareción, el 30 de abril de 2002, diez días antes de que su cuerpo fuese encontrado en O Rosal. Déborah fue vista por última vez  sobre las 20 horas en la “curva del matadero” de Alcabre, pero dos nuevos testigos asegurarían haberse encontrado con la joven en el interior de un establecimiento comercial pasadas las 21 horas. El local estaba ubicado a unos tres kilómetros de la anterior residencia de la familia de Déborah, en la parroquia de Alcabre, por lo que para poder realizar este recorrido, todo haría indicar que fue trasladada en algún tipo de vehículo por la distancia con su hogar de residencia. Una de estas últimas personas que afirmaron ver a la joven el día de su desaparición ya habría sido interrogada por la Policía en los últimos meses, como recogen los escritos de alegaciones –a los que ha tenido acceso este diario– presentados en el Juzgado para la reapertura del caso. En la actualidad, los investigadores continúan trabajando para esclarecer los sucedido, presuntando por cuatro personas del entorno de Déborah a los testigos de su desparición.


El documento en manos del juez recoge lo que para los alegantes supone toda una serie de fallos en la instrucción judicial, así como en las actuaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil o las contradicciones de varios testigos, asuntos que se presumen claves para aportar luz sobre un crimen que conmocionó –y sigue haciéndolo– a la sociedad viguesa, rodeado de incógnitas que todavía buscan respuestas. Sobre la ‘‘deficiente instrucción judicial”, se recoge que en todos estos años ‘‘parece que no haya existido comunicación entre el Juzgado y la Policía”, destacando “lagunas en la investigación” por la ausenicia de solicitudes para practicar pruebas o la toma de declaraciones de de testigos, familiares o forenses. 


Los escritos de alegaciones presentados en el Juzgado repasan las actuaciones policiales de los últimos 17 años de forma minuciosa, siendo llamativo que puedan existir problemas en la cadena de custodia de algunas prueba materiales o la falta de investigación sobre el escenario donde Déborah desapareció el 30 de abril de 2002. El teléfono móvil de la joven, indica este documento, fue recogido cuatro años después del suceso, habiéndose extraviado, aunque los agentes señalaron en su momento que “no encontraron nada en este dispositivo”. En referencia al teléfono de Déborah, el registro de llamadas entrantes y salientes que en su día presentó la compañía telefónica aparece con numerosos  “huecos en blanco”, sin conocerse actualmente a quien correspondían las llamadas. 


Las contradicciones de los testigos del caso o la falta de consistencia de sus declaraciones son otros asuntos que se recogen en este documento, requiriéndose que el Juzgado ordene que se interrogue de nuevo a los testigos para poder entender qué fue lo que ocurrió con Déborah entre el 30 de abril de 2002 y el día que apareció su cuerpo en O Rosal, el 10 de mayo. 

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