Manuel Vilas (Barbastro, 1962) fue galardonado con una historia autobiográfica.
¿Qué es “Alegría”?
Es una novela de sentimientos y una historia de una familia. La alegría es el sentimiento más importante y maravilloso que hay, primitivo y atávico. Es una celebración de la vida, pero hay un personaje antagónico, Arnold, que luego pasa a llamarse Nosferatu. Recuerda la depresión, el dolor, el mal de la melancolía. El protagonista lucha contra él con las únicas herramientas que tiene recuerdos luminosos de sus padres y de sus hijos.
¿Son personajes alegóricos?
Es una autobiografía, deudora de “Ordesa” (2018) y los personajes son de carne y hueso. La única entidad simbólica es Arnold.
¿Es difícil escribir sobre uno mismo?
No es fácil. Concibo la literatura como una prueba de valor, similar a la tauromaquia. Escribir es entregarse, es sencillo, pero se necesita mucho valor y el lector sabe entenderlo. Existe el riesgo de estrellarse, pero el escritor tiene que ser valiente.
La novela comienza con un ritmo narrativo muy rápido. ¿Es una pista?
El comienzo es importante, porque doy las claves, hay que buscar la alegría desde el dolor. Es la historia de mi vida, recoge encuentros reales que tuve con personajes como Felipe González. Aparecen muchos países, con la pérdida de identidad que sufrimos en los hoteles, pero también hay análisis social y político.
¿Qué es “Alegría”?
Es una novela de sentimientos y una historia de una familia. La alegría es el sentimiento más importante y maravilloso que hay, primitivo y atávico. Es una celebración de la vida, pero hay un personaje antagónico, Arnold, que luego pasa a llamarse Nosferatu. Recuerda la depresión, el dolor, el mal de la melancolía. El protagonista lucha contra él con las únicas herramientas que tiene recuerdos luminosos de sus padres y de sus hijos.
¿Son personajes alegóricos?
Es una autobiografía, deudora de “Ordesa” (2018) y los personajes son de carne y hueso. La única entidad simbólica es Arnold.
¿Es difícil escribir sobre uno mismo?
No es fácil. Concibo la literatura como una prueba de valor, similar a la tauromaquia. Escribir es entregarse, es sencillo, pero se necesita mucho valor y el lector sabe entenderlo. Existe el riesgo de estrellarse, pero el escritor tiene que ser valiente.
La novela comienza con un ritmo narrativo muy rápido. ¿Es una pista?
El comienzo es importante, porque doy las claves, hay que buscar la alegría desde el dolor. Es la historia de mi vida, recoge encuentros reales que tuve con personajes como Felipe González. Aparecen muchos países, con la pérdida de identidad que sufrimos en los hoteles, pero también hay análisis social y político.
