Rally Dakar

La consciencia de la tercera vez

Ricardo Ramilo sonríe y levanta el pulgar a bordo de su buggy, acababa de terminar el Rally Dakar.
photo_camera Ricardo Ramilo sonríe y levanta el pulgar a bordo de su buggy: acababa de terminar el Rally Dakar.
El piloto vigués terminó el Rally Dakar tras dos intentos infructuosos y ya en Vigo lo saborea: “Estoy muy contento”

En más de una ocasión, Patxi Salinas reseñó que no vivió como es debido el título de Liga que ganó con el Athletic Club cuando tenía 20 años. “De haber sabido lo jodido que es el fútbol y los sufrimientos que vinieron después. Lo habría disfrutado mucho más”, incide el excéltico. Seguramente por ese motivo, Ricardo Ramilo tuvo que vivir la amargura de no acabar el Dakar en sus dos primeros intentos para saborear el dulzor de lograrlo a la tercera. 

El piloto vigués aterrizó ayer en la ciudad y ya en casa reconocía que aún no había asimilado del todo lo sucedido. “Tengo la cabeza un poco en el aire tras dos días durmiendo en aviones”, explicaba sin perder una risa perenne en toda la conversación. Está feliz y se le nota. Incluso cuando se pone reflexivo. “Esos dos intentos te dan más conocimiento. Eres más consciente de lo que realmente es el Dakar y de lo duro que es”, relata Ramilo. Así pues, esas dos tentativas infructuosas, efectivamente, dan mayor placer al logro de la tercera. “Ver a corredores tan buenos como Löeb, que se quedan tirados y se les jode la carrera llevando todos los medios del mundo mundial te hace ver la realidad de esta carrera”, subraya. 

El caso es que la experiencia es un grado. Para lo bueno, desde luego. Pero, en algún momento, también para lo malo. Las dudas siempre asolan. “Después de la primera semana estaba muy contento. Ahí empezaba la segunda, con muchas piedras en el recorrido y me vino algún pensamiento negativo. ‘¿La cagaré un día de estos?’, me preguntaba”, reconoce Ramilo, que remarca: “Esto no se lo había dicho a nadie”. 

 

 

Pero no, no la cagó. El piloto vigués y su copiloto Marc Solà alcanzaron la meta. No solo eso, lograron un resultado destacado al terminar en undécimo lugar de la categoría SSV. Gerard Farrés fue el único español mejor. “Y aún tardé más de media hora en preguntar cómo habíamos quedado”, puntualiza. Porque Ricardo no supo el puesto que hizo hasta el final del rally. “No quería saber nada. Le prohibí a todo el equipo que me informase y si en algún mensaje veía foto de una tabla o algo así, ya no lo descargaba. Me ayudó mucho a centrarme en acabar, que era el objetivo”, resalta. “Fuimos a nuestro ritmo tranquilo y lo conseguimos", ensalza. 

Atrás quedan dos semanas de batalla en el desierto saudí con historias de todo tipo. Los lazos que se forman en esas condiciones hostiles son mucho más difíciles de romper. “Es lo que más valoro”, puntualiza Ramilo, que recuerda conversaciones nocturnas, bromas y solidaridad. “Pasé junto a un compañero italiano con problemas, pero no pude parar. Eso me corroía. Quería verlo y explicárselo. Pero, fíjate como es esto, que me lo encontré unos días después en una duna. Y ahí sí que le eché la cuerda y lo saqué. Después nos encontramos y me abrazó como si le hubiera salvado la vida”, rememora. La hermandad del desierto.

“O fenómeno es ti, que non rompes o coche; así é doado”

Ramilo -con la medalla- sonríe junto a su equipo en el podio del Dakar.
Ramilo -con la medalla- sonríe junto a su equipo en el podio del Dakar.

Son muchas las anécdotas que dejan dos semanas de competición en el rally más difícil del mundo. Ricardo Ramilo durmió en el desierto, tuvo que esperar por su camión en una ocasión y entabló una relación familiar con los miembros de su equipo. Uno de ellos es el mecánico Diego Álvarez, natural de la comarca tomiñesa de Tebra. “Recuerdo llegar un día a meta y decirle lo bien que iba el vehículo y qué suerte que no haya tenido ningún problema”, explica Ramilo, que lo felicitó por el buen trabajo. “O meu non, será o teu. O fenómeno es ti, que non rompes o coche. Así si que é doado traballar”, le respondió el profesional con buen humor. 

De ese buen trabajo mecánico ha surgido una buena fuente de financiación para Ramilo, que está alquilando buggys a varios pilotos. “Estamos sacando dinero de ahí, la verdad que sí”, reconoce el vigués, que desvela que cada vez le llegan más peticiones de alquiler. “Además, como ya no vuelco tanto como antes, ya no rompo tanto. No veas lo que me ahorro en recambios”, bromea. Toda ayuda es bienvenida.

“El año que viene quiero ganar alguna etapa”

Paso a paso. De este modo ha ido progresando Ricardo Ramilo en el Dakar, que logró terminar este año tras dos intentos fallidos. Satisfecho, el piloto vigués ya piensa en seguir mejorando en 2025. “Lo que me gustaría es ganar alguna etapa”, expresa el olívico. “Y creo que tenemos ritmo para hacerlo. Este año lo comprobé aguantándole en carrera a algunos de los mejores como la alemana Fischer, de Mini”, expresa. 

Pero hasta llegar ahí falta todo un año. Antes, Ramilo tiene objetivos más inmediatos. En este 2024 no correrá el Mundial de Bajas, pero sí que peleará en el de Mundial de Rally Raid. El Dakar es la primera prueba del calendario y el vigués sale de ella en séptima posición. A finales de febrero competirá en Abu Dahbi. “Yo me vine, pero dejé allí el chiringuito”, bromea.

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