la inseguridad en venezuela

Cerramos 2013 con la infausta noticia del asesinato de un gallego en Caracas.
Lamentablemente ya son muchos los que han fallecido violentamente en los últimos años. Conocí personalmente a varios de ellos y puedo dar fe de su honestidad y laboriosidad, que es común a la inmensa mayoría de los gallegos que han emigrado por el mundo. El problema de la inseguridad en Venezuela viene de hace muchos años, pero es incuestionable que se ha agravado notablemente en los ya casi 15 años de seudodemocracia castrocomunista. Si hay que nombrar culpables, dos destacan del resto: el difunto dictador Hugo Chávez Frías, y su discípulo y sucesor, el exautobusero de más que probable origen colombiano Nicolás Maduro Moros. Son responsables por la negligencia demostrada en cuanto al tema de la inseguridad, agravada aun más si cabe por haber armado a amplios sectores afines a su ideología importada de La Habana y sobre todo por el resentimiento que han sembrado hacia los que califican de 'oligarquía parasitaria', esto es, comerciantes y empresarios, que en el caso de los emigrantes gallegos, me consta que han hecho enormes sacrificios por prosperar y han ganado merecidamente cada bolívar de su peculio. Sin lugar a dudas puedo hablar de un racismo al revés.

Pero lo que más me choca y apena de todo este drama, es el absoluto y abrumador silencio del Gobierno español y de la Xunta de Galicia. Ni una nota de repudio, ni una queja formal, mucho menos una acción destinada a salvaguardar las vidas y propiedades de los españoles y gallegos residentes en Venezuela, sistemáticamente atacados en estos tres lustros de experimentos socialistas trasnochados. Parece que nuestros representantes han tenido miedo a enfrentarse con el difunto dictador antes, y ahora con su heredero. Son los mismos personajes que hace unos pocos días, aplaudieron frenéticamente la compra de NCG por un banco venezolano, ahora callan vergonzosamente. En el fondo, para muchos políticos gallegos, los emigrantes son simplemente un banco de votos en caladeros como la Hermandad Gallega y otros clubes similares al cual recurrir periódicamente con el consabido grupo de gaitas y los mismos discursos y las mismas promesas de siempre.

Creo que esta situación de indefensión en la que se encuentran los gallegos afincados en Venezuela merece una acción decidida por parte de las autoridades gallegas. O a lo mejor es que necesitamos y merecemos otros políticos.

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