Opinión

El Lagares

El Lagares era en 1982 una cloaca y el entonces alcalde Manuel Soto anunció la redacción de un plan de urbanismo singular que permitiría merendar a sus orillas. Aquel Plan acabó siendo superado por la realidad de Vigo y sustituido por otro en 1993 y todavía por un tercero, en 2008, cuya aplicación ha resultado como mínimo frustrante.
Lo que en cambio resulta evidente es que algo más de treinta años después de aquel afortunado lema es posible no sólo "merendar á beira do Lagares" sino también pasear sin temor a una infección e incluso pescar tras abrirse la veda hace siete días al quedar confirmada la plena salud de sus aguas. Este pasado domingo de madrugada había un grupo con caña y plomada que se vio frustrado por el envenenamiento químico que se llevó por delante la práctica totalidad de la fauna piscícola desde el curso medio en adelante. 
Una catástrofe que llega justo cuando el Lagares se ha vuelto a convertir en un auténtico río, con parajes de cierto interés en su curso superior, entre el aeropuerto y Cabral, y un paseo muy utilizado desde Sárdoma hasta Samil. Para llegar a este punto ha hecho falta una inversión brutal en la limpieza del cauce y la canalización de todas las aguas en una tuberías y la construcción de una estación depuradora que ha tenido que ser ampliada para mejorar su eficacia. Esta obra está en marcha y supone más de 210 millones de euros, que traducido a pesetas daría una cifra impresionante. A modo de ejemplo, es presupuesto de construcción de una autovía  de una longitud similar a la Vigo-Porriño. 
La culminación de semejante esfuerzo sostenido fue la apertura hace una semana del coto de pesca en el tramo medio del Lagares, en Fragoso, que recuerda a aquella gesta en el Támesis, cuando el alcalde de Londres ofreció un premio millonario al primero que pescara un pez en el río. Era el símbolo de que había dejado de ser un fétido canal. La primera pieza se cobró en 1973 y ahora resulta del todo habitual la presencia de pescadores en plena capital británica. El Lagares perdió este domingo una batalla, aunque la guerra parece ganada. La otra reconquista que le resta a la Muy Leal aún se libra en su corazón, el Casco Vello, la Ferrería  y la plaza del Berbés.  

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