Opinión

La hora de Abel

Le gusta poco o nada al alcalde entrar en asuntos de urbanismo -él mismo ha dicho que sólo crean problemas y comisiones de afectados- pero hay momentos en que hay que mojarse y gobernar, que no es sino tomar decisiones que a unos gustarán y no a otros. Es el caso. Porto Cabral. Abel Caballero dixit, es un proyecto estratégico para la ciudad y como tal tendría una consideración especial y un seguimiento para que pueda desarrollarse en las mejores condiciones. Llegó la hora de echar un cable y ceder una instalación municipal -pongamos el auditorio del consistorio- para que se pueda celebrar -y debatir y votar- la reunión parroquial de Cabral en condiciones adecuadas y con la seguridad de que se impediría con el uso legal de la fuerza otro intento de boicoteo. Sólo eso: que los vecinos se expresen, a favor o en contra, y finalmente pasen por una urna para dar su opinión vinculante.

Vigo ha perdido numerosas inversiones públicas y privadas, algunas recientemente, y antes de que se hubieran calibrados pros y contras.

El caso más conocido por su impacto mediático fue el muelle de Areal, que finalmente se pudo desarrollar, pero en el peor momento, habiendo perdido cuatro o cinco años para su puesta en marcha cuando la economía estaba en su momento alcista y no ahora, en plena depresión. En este lote podríamos incluir el 'no' del anterior gobierno local bipartito a que la Diputación desarrollar un complejo de agua en el polígono de Navia, que ahora se va a realizar con fondos municipales. Y así podríamos continuar con un larguísimo etcétera de ocasiones perdidas y trampas a menudo colocadas desde esta misma ciudad. Abel tiene su momento.

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