Opinión

Cuestión de damas

No es oficial la vuelta de María José Caride a la política pero sí oficioso y desde hoy mismo será definitivo: en definitiva, llega a la actividad municipal, que desconoce. No así la autonómica, donde fue la estrella del bipartito. Mejor, un cometa: pasó de todo a nada y viceversa. Tras ser la conselleira-martillo pilón de la Xunta -castigó a Vigo sin la aprobación del Plan General cuando la economía estaba en el ciclo alcista- pasó a la sombra obligada por sus propios compañeros del PSOE, que la ningunearon hasta convertirla en una diputada con poco más que un acta. En la Xunta contaba con pleno respaldo de Touriño, y ejercía una suerte de vicepresidencia de facto, lo que no le ayudó a despertar simpatías en el Gabinete. Hay que reconocerle que tuvo una gran capacidad de trabajo y una ambición legítima pero quizá excesiva. 
Llama la atención que no haya aceptado Elena Espinosa el puesto que estaba dirigido para ella. La exministra sonaba con fuerza para entrar en la lista municipal como única novedad. Al final, la sorpresa  es la resurrección de María José Caride. Veremos.

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