Opinión

Carnaval municipal

El Carnaval no existe en Vigo: fue una invención municipal de finales de los setenta del pasado siglo y continúa bajo su tutela. Es, en definitiva, una fiesta articulada desde el ayuntamiento que organiza los desfiles o los cambia de fecha, inventa personajes  –desoyendo que lo que no es tradición es plagio- o los elimina. Que liquidó la sardina para crear el Meco, primero un muñeco de trapo, ahora una falla, y ahora además decide abiertamente qué debe representar. Comparemos semejante despliegue de oficialismo con el Entroido de Ourense, una celebración por completo popular, y ya todo queda dicho. El Carnaval, como casi todo procede de Roma, en concreto de las saturnales, donde el amo se convertía por un día en esclavo y éste en el Domine mientras  el emperador accedía a convertirse en bufón y el sirviente podía comportarse como señor de la casa. 
La única buena noticia es que finalmente a los vigueses no parece importarles gran cosa el pregón -también oficial, faltaba más- si hay o no Meco y qué representa o si aparecen el Momo, el Momiño y los reyes. En estas condiciones, y el añadido estrambótico del calendario modificado por la lluvia, el Entroido deambula sin pena ni gloria y así seguirá mientras sea una fiesta municipal y no un festejo popular. Casi mejor. 

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