Opinión

La Banca, los "amos"

Ni política, ni Gobierno, ni Pueblo. Aquí “los putos amos” son la Banca. El sector rescatado con nuestro dinero público entre los años 2008 y 2012, por un montante de 65.725 millones de euros, según el último informe del Banco de España, saca músculo endureciendo e imponiendo comisiones por la gestión –o tal vez mejor ingestión- de nada. Ya no es suficiente tener la nómina y varios recibos domiciliados, ni mantener un saldo medio mensual haciendo ingeniería económica para esquivar la comisión inmisericorde.

Grandes entidades han coincidido en castigar a gran parte de sus clientes “no Premium” -miserables patéticos trabajadores que nunca tendremos suficiente que ofrecer para ellos- con un cargo mensual en cuenta por permitirnos pertenecer a su Club de Chupópteros Chupasangres (Chup-Chup). 

Y nos envían la información de esta nueva puñalada de modo impersonal, por medios electrónicos, o imponen a sus trabajadores más inocentes o empáticos para que nos llamen y nos cuenten en tono avergonzado que es una política empresarial general en el sector y que no nos podremos resistir, puesto que todas las entidades aplicarán idénticas medidas, si no ya, en un breve espacio de tiempo. Es decir, que no te queda ni el derecho al pataleo diciendo en tono brusco e irascible que te llevas tu dinero a otro banco, porque te insinúan que no tienes a dónde ir, que no te escaparás, que no hay lugar donde refugiarse de su política comercial de mierda y que tú, como cliente, lo que te mereces es un trato poco menos que vejatorio.

Vamos, que después de la transformación de todo el sector en un servicio casi exclusivamente electrónico, obligando a los clientes a la autogestión, despersonalizando la atención o directamente desatendiendo, puteando a sus empleados cargándoles de trabajo y obligándoles a una autoformación continua desmesurada, cogen el dinero que no tienes más remedio que poner en sus largas y sucias manos y te cobran lo que quieren por guardártelo y disponer de él sin más, sin perjuicio de lo que te costarán otros servicios adicionales sin los que no podrás ni arrastrarte por el mundo, como tarjetas, seguros o créditos para pobres modestos borregos que somos. 

La Organización de Consumidores ha hecho notar que estas subidas «no son hechos aislados, sino una tendencia real», ya que las entidades están endureciendo al mismo tiempo y con el mismo torticero método los requisitos que piden a los usuarios para garantizar la gratuidad de las cuentas. Requisitos que pocos podremos cumplir, o que no nos da la gana de asumir. Como puede ser contar con al menos 10.000 euros en fondos –condición del Banco Sabadell, por ejemplo-, que teniendo 11.000 euros ahorrados después de mucho esfuerzo y muchos años, maldita la gracia que nos hace arriesgar un céntimo siquiera en productos que poco o ningún beneficio nos reportará, si no pérdidas. 

Pero perdamos toda esperanza o démonos por “jodidos”, porque nadie desde la responsabilidad política moverá un dedo ni señalará siquiera esta situación ni a quienes, una vez más, abusan de un poder que no tiene otro objeto que forrarse a costa de los demás, depauperando los servicios básicos que deben ofrecer a los ciudadanos y escupiendo sobre su derecho a la defensa como consumidores y usuarios y a la protección, mediante procedimientos eficaces, de los legítimos intereses económicos de los clientes por los que deberían de velar. 

Pero mientras tanto Cataluña, Venezuela, La Isla de las Tentaciones, el VAR y el coronavirus no nos dan tregua y las sanguijuelas campan a sus anchas. 

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