El nuevo Gobierno formado por Sánchez deja ya poco lugar para el análisis novedoso, habida cuenta de los ríos de tinta que han corrido en pocos días, desde la crítica más agria y resentida hasta el apoyo incondicional o prudente de quienes consideran que se debe dar un voto de confianza a la alianza progresista.
El reparto de carteras -dieciocho ministerios y cuatro vicepresidencias- de lo más variopintas, va desde los departamentos más copiosos, como la Vicepresidencia y Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, hasta los más simples por su denominación y veremos también si por su contenido, como igualdad, trabajo o consumo, en manos de Unidas Podemos.
Pero si algo raya cuando menos lo absurdo es la nueva Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo (OFINAPROESPALARPLA, tal vez), cuya puesta en marcha ha encomendado el Presidente a su jefe de gabinete, Iván Redondo, y con una denominación que se antoja una muestra de la empanada mental que se debe estar cociendo en el seno del nuevo Ejecutivo.
Ahora bien, no me digan que no sería una verdadera suerte, no digo ya dirigir dicha entidad en una vorágine continúa de tormenta de ideas socialistas, sino trabajar en el Negociado de Análisis y Valoración de Nuevas Propuestas Disparatadas de la Oficina. Un despiporre seguro.
