Opinión

"Don’t chup the head"

Que las autoridades sanitarias desaconsejen chupar las cabezas de las gambas y otros crustáceos no es nada nuevo. Siempre es noticia en estas fechas, pero esta vez se han puesto tan pesados -para cuatro langostinos que comemos al año- que algunos parecen haber llegado a considerar una oscura conspiración de la industria automovilística para atesorar todo el cadmio para las baterías de sus coches eléctricos.

Pero dejando aparte el marisco, es el momento de aprovechar el mensaje “Don’t chup the head” y dirigirlo a quienes manejan sin control los entresijos de la política más inverosímil en el país, tanto a los que tienen la responsabilidad de formar Gobierno, como a los que aprovechan cada oportunidad para derribar cualquier posibilidad de éxito remoto. Ambos bloques se esfuerzan denostadamente en vencer y convencer a la opinión pública bombardeándola con mensajes portadores de catastróficas desdichas.
Pues no, no nos chupen más las cabezas, por favor. Dejen de sorbernos los sesos con sus amargas especulaciones. Izquierda original, izquierda radical, derechita cobarde, ultraderecha, nacionalismos exacerbados, nostálgicos o pasionales… cada cual machacando con su consigna, cada loco con su tema en un camarote como el de los hermanos Marx, pero no lleno de cómicos brillantes, sino de enajenados enrocados en su matraca.

No nos chupen la cabeza, que a estas alturas nos da igual lo que haya dicho el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea sobre la legitimación de Oriol Junqueras como eurodiputado que goza de inmunidad, que ya está entre rejas y como mucho será inmune a tanto tonto que anda suelto por ahí. Ahora ERC se llena de razón y de orgullo y pide la libertad de los presos que entienden más presos políticos que nunca y el retorno de Puigdemont, caballero Jedi que vendrá a liderar el imperio nacionalista y destruir desde dentro la lastimera estrella de la muerte del gobierno Frankenstein -o zombie más bien- de Sánchez.

Se pone dura la investidura, y no digamos el Gobierno en caso de que ésta prospere. Hagan algo, aunque sea mal, tomen decisiones aunque sean erróneas, pero traten de arrancarlo por Dios, o pongan a cero el reloj de unas nuevas elecciones que pueden ser la repanocha. Pero por lo menos, no nos chupen la cabeza, “don’t chup the head”.

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