Opinión

"Appaga" y vámonos

Por mucho que me duela, al final voy a tener que discrepar de la célebre frase de Cantinflas en “El padrecito”, que decía “es un error querer acabar con los ricos, primero hay que acabar con los pobres”. Porque mientras sean los ricos quienes gobiernen, la vida de los pobres no parece que tengan visos de mejorar demasiado. Al menos mientras los representantes del pueblo se ocupen primero de sus necesidades patrimoniales y se acurruquen en la parte acomodada y confortable de la política. 
Entre las declaraciones de bienes que se han hecho públicas en el registro de intereses del Congreso podemos encontrar desde millonarios en euros o en pesetas hasta hipotecados y deudores que no nos dejan muy convencidos. Porque cuando declaran nada o reconocen deudas, los ciudadanos y ciudadanas nos lo creemos con una mueca y solo presuntamente. A ningún ministro le va mal y alguno llega a superar de largo el millón de euros, cifra estratosférica más propia de un astronauta que de la clase trabajadora normal. 
Incluso los representantes más a la izquierda –Iglesias y Montero, por ejemplo-, que legítimamente se han mudado recientemente teniendo que acudir al crédito de la banca con menos miedo del que tiene la mayoría de gente que se hipoteca, poseen en “dinerito cash” o efectivo cuarto millón de euros. Sin hablar del resto de sus propiedades, es admirable también la capacidad de amortización del préstamo en un solo año, por importe de casi sesenta y cinco mil euros, lo que les permitirá liquidar la deuda de su dulce hogar en apenas ocho años a este ritmo.
Varias viviendas o propiedades, varias hipotecas, distintas cuentas tienen asimismo el resto de líderes políticos, diputados y diputadas e igualmente suele ocurrir en cualquier otro ámbito de representación, como el Senado o resto de Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas. De modo que nuestro futuro está en manos de no pocos ricos o acaudalados, entre los que podríamos encontrar a alguien con una app de esas que no sirven para nada,  solo para tener instalado un fondo de pantalla carísimo que certifica que vives muy por encima de las posibilidades de los demás. Una aplicación de categoría que supera con creces al famoso “Candy Crash” de Celia Villalobos. “Appaga” y vámonos.

Te puede interesar