Opinión

Las dos Cataluñas, cara a cara

La brecha de la sociedad catalana, ahondada por la inusual violencia callejera tras la sentencia, se va a evidenciar este fin de semana con dos manifestaciones masivas. El independentismo y su entorno pretenden hacer un lavado de cara a su imagen, deteriorada gravemente, incluso a nivel internacional, por el afán destructivo e incendiario de los "cachorros indepes" manejados desde Bruselas. Torra encabezará la manifestación que es lo que más le gusta y ERC colocará a Gabriel Rufián para demostrar lo insidioso de las acusaciones de "botifler" que le lanzaron los suyos.
Las investigaciones judiciales y policiales, que avanzan un ritmo rápido, sitúan en el entorno de Puigdemont a los autores de una estrategia perfectamente diseñada de vandalismo callejero. Los CDR, más afines al sector Torra, reciben órdenes desde la propia Barcelona. Para mantener prietas las filas y alto el ánimo, han cerrado con barricadas las puertas de las facultades, pretendiendo que los universitarios, sin nada que hacer, sigan en las calles sosteniendo la "lucha". Pero hay un sector que ha gritado "¡Basta ya!" y que exige al rectorado la vuelta a la docencia, ante el riesgo de perder el curso. Son los mismos que se sumarán a la marcha convocada este domingo por la Societat Civil Catalana bajo el lema "Por la concordia, por la democracia".
Los tres grandes partidos constitucionalistas se han unido a las más de setenta entidades convocantes. Sólo Vox ha preferido autoexcluirse y celebrar, en la plaza de Colon de Madrid, su convocatoria, amparada por la gigantesca bandera española y rentabilizando la imagen del reencuentro de las tres derechas del pasado invierno. Para los dirigentes socialistas que asistirán a la manifestación de Barcelona, la decisión de Abascal es un respiro en medio de la crispación de estos días. Abalos y Borrell seguro que brindaron por la ausencia de los ultras. Junto a Cayetana Álvarez de Toledo, caminará el ex ministro Josep Piqué, poniendo el toque de moderación que el PP quiere imprimir a su campaña.
Pero la marcha, tras la pancarta principal, irá encabezada por esa sociedad civil que ha vivido con zozobra como una masa de vándalos que destrozaba y quemaba el mobiliario urbano de su ciudad, asaltaba comercios y rompía escaparates.
Pese a las dudas de Iceta, que espera recoger todos los votos que van a abandonar Ciudadanos y darle a Pedro Sánchez un nutrido grupo catalán en el Congreso, él también se sumará a la marcha porque hubiera sido un enorme error político no hacerlo. Es imposible permanecer ajeno y en silencio a los desvaríos de un president del Govern que ejerce de activista, marcha cortando el tráfico por las carreteras y critica a su propia policía autonómica: los Mossos que, junto a la Policía Nacional, son los que han resultado heridos.
Es evidente que, con las manifestaciones de fuerza que ambos sectores de la sociedad catalana quieren protagonizar, no se acaban ni el conflicto ni la "guerra" de Torra y los suyos. Pero las pérdidas económicas, los destrozos, las mentiras y las promesas incumplidas han provocado un cansancio en unos y otros que se evidencia en los enfrentamientos entre ERC y JxCAT. Lo siguiente: elecciones en Cataluña.

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