Opinión

Una promoción más

Llegó el día. Galicia cierra el calendario de la EBAU 2019 en España. Cerca 11.000 estudiantes gallegos se han enfrentado a una de las pruebas que, probablemente, marque un hito fundamental en sus vidas. Hasta es posible que nunca olviden la nota final que obtengan y los temas que hayan tenido que afrontar. Una nueva hornada de estudiantes que quieren acceder a la universidad para forjarse un futuro profesional esperanzador. Ellos, y los que lo han querido orientar hacia otras disciplinas ajenas a las licenciaturas, han dejado atrás una etapa maravillosa de conocimiento, experiencias y disfrute. Pero por el contrario, tampoco ellos serán los afortunados que hayan  transitado hacia un modelo educativo que haya sido el resultado del anhelado por muchos “gran pacto nacional por la educación”, que haya concluido con las eternas modificaciones que tanto la han vapuleado gobierno tras gobierno.
Ya de tener que sufrir una enseñanza estatal planificada, que sea ésta, al menos, consensuada por un más amplio margen parlamentario (¿dos tercios quizá?) para dejar de ser utilizada exclusivamente por el partido de turno como herramienta meramente ideológica. Todo un clamor -“Clamor del pueblo sube al cielo”- para armonizar los itinerarios educativos, moldear la secundaria según las aptitudes de los alumnos, gozar de libertad para elegir la lengua vehicular, cuadros de profesores profesionales, menos densidad de materia por mayor profundidad, inglés, … 
Tan armonizada como debieran de estar las pruebas de acceso a la universidad. Vuelvo a insistir desde aquí en la necesidad de cambiar el modelo por una selectividad única para toda España. Un nuevo modelo en el que descartar la polémica que cada año suscita el examen de acceso a la universidad, ya sea por las diferencias notables en su grado de su dificultad según sea la Comunidad Autónoma, como por la aplicación de diferentes sistemas de corrección. Se supone que todos los estudiantes tienen los mismos derechos, por lo que es inconcebible que se den este tipo de perturbaciones en una cuestión tan capital que, aunque son admitidas por la ministra Celaá, califica ésta como simples “incidencias”.  Se ha comprometido a “revisar” estas “disfunciones” cuando “toque”, sin dar ninguna impresión de reconocer que son síntomas de un problema de gran calado y que reavivan el debate sobre la conveniencia de reformar de nuevo el modelo para garantizar la equidad y la igualdad entre las Comunidades Autónomas.
No tiene ningún sentido que las Comunidades con lengua cooficial incluyan el idioma autonómico como una asignatura adicional y tiene todo el sentido la transición hacía una prueba única en toda España. Tal cuestión fue defendida por Alberto Núñez Feijoó y debatida en la Comisión de Educación del Parlamento de Galicia en noviembre de 2018 a propuesta de los populares gallegos y finalmente apoyada solo con sus votos, con la postura contraria del resto de la oposición. ¿Qué nos pasa?

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