Acabo de preguntar a Google sobre la cantante Rosalía. Lo confieso, no sabía quién era ni de dónde salió. Pero parece ser que me estoy perdiendo algo grande, ya que me salpican reseñas del tenor “una de las artistas españolas más importantes del mundo”, “la primera artista española en ganar un MTV Video Music Award”, "la nueva Lola Flores" o "la Beyoncé española". Para más tarde, quizá, escucharé algún YouTube con alguno de sus éxitos que, sinceramente, espero que sean muchos.
He leído también que se ha convertido en el foco de los independistas catalanes, que a buen seguro no van a dejarla en paz. El periódico digital La República tuiteaba, al respecto del galardón obtenido, “Rosalia guanya dos Gramis als EUA cantant en español i sense mostrar cap solidaritat per la represió rebuda al seu poble l´,1-O” o lo que es lo mismo “Rosalia gana dos Gramis en EEUU cantando en español y sin mostrar solidaridad por la represión recibida a su pueblo el, 1-O”. Claro, la chica nació en Cataluña, canta flamenco “fusión” y por el momento, pretende ser artista internacional, sin adscribirse a ninguna corriente indepe que pretenda hacer con ella una nueva estelada.
El caso es que otros diarios digitales que hojeo a diario, dirigido a otras minorías, liberales, esa peligrosa secta fundamentalista que hay que despreciar y pisotear antes de que pueda poner en duda algún precepto que los socialdemócratas y conservadores imponen desde hace siglos, han comentado una imagen de la cantante que merece atención.
Se trata del estilismo que luce en el videoclip de la canción “Yo X ti, tú X mí”. Rosalía ha resucitado y sofisticado la denostada figura de la “choni” mostrándose poderosamente divina en chándal, con aros, tatoos y luciendo enormes uñas de gel, que no son más que las postizas de toda la vida, algo más sofisticadas. Para la ocasión, eligió un pantalón de chándal amarillo con una impresión de la bandera de Gadsden, un símbolo de la corriente libertaria que denuncia la opresión fiscal y burocrática del Estado sobre las libertades individuales. Muestra una serpiente en posición defensiva con el lema “Don't Tread on Me” (no me pisotees).
¿Pasará Rosalía al oscuro y escasamente poblado espectro de los artistas españoles, libres y disidentes con el pensamiento único y la corrección política o, simplemente, le habrá gustado sin más su diseño, sin invocar en ningún momento a su simbolismo? Quién sabe.
He leído también que se ha convertido en el foco de los independistas catalanes, que a buen seguro no van a dejarla en paz. El periódico digital La República tuiteaba, al respecto del galardón obtenido, “Rosalia guanya dos Gramis als EUA cantant en español i sense mostrar cap solidaritat per la represió rebuda al seu poble l´,1-O” o lo que es lo mismo “Rosalia gana dos Gramis en EEUU cantando en español y sin mostrar solidaridad por la represión recibida a su pueblo el, 1-O”. Claro, la chica nació en Cataluña, canta flamenco “fusión” y por el momento, pretende ser artista internacional, sin adscribirse a ninguna corriente indepe que pretenda hacer con ella una nueva estelada.
El caso es que otros diarios digitales que hojeo a diario, dirigido a otras minorías, liberales, esa peligrosa secta fundamentalista que hay que despreciar y pisotear antes de que pueda poner en duda algún precepto que los socialdemócratas y conservadores imponen desde hace siglos, han comentado una imagen de la cantante que merece atención.
Se trata del estilismo que luce en el videoclip de la canción “Yo X ti, tú X mí”. Rosalía ha resucitado y sofisticado la denostada figura de la “choni” mostrándose poderosamente divina en chándal, con aros, tatoos y luciendo enormes uñas de gel, que no son más que las postizas de toda la vida, algo más sofisticadas. Para la ocasión, eligió un pantalón de chándal amarillo con una impresión de la bandera de Gadsden, un símbolo de la corriente libertaria que denuncia la opresión fiscal y burocrática del Estado sobre las libertades individuales. Muestra una serpiente en posición defensiva con el lema “Don't Tread on Me” (no me pisotees).
¿Pasará Rosalía al oscuro y escasamente poblado espectro de los artistas españoles, libres y disidentes con el pensamiento único y la corrección política o, simplemente, le habrá gustado sin más su diseño, sin invocar en ningún momento a su simbolismo? Quién sabe.
