Opinión

¡Recaudad, malditos!

El gobierno pretende recaudar este año 218.249 millones de euros, un 4,6% más que en 2018, lo que supondría alcanzar un récord máximo histórico. Hay que tener en cuenta, además, que esta previsión se cifra en un marco de prórroga presupuestaria, es decir, sin haber podido aplicarse las medidas de aumento de recaudación tributarias que pretendía introducir en las cuentas de 2019. 
El pasado 1 de julio finalizó la campaña de este Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Todos los contribuyentes que hubieran obtenido rentas durante ese ejercicio han tenido que declararlos y pagar al fisco el correspondiente porcentaje que éste aplica. En el caso de este impuesto, el objetivo es el de incrementar la recaudación un 3,9%, lo que supondría que la recaudación alcance una cifra superior a los 86.120 millones de euros. 
Este ambicioso objetivo tributario estará incentivado por la aprobación, a finales del pasado mes de febrero, de un bonus que la Agencia Tributaria ha aprobado entregar a sus empleados si consigue ingresos récord en la recaudación del IRPF. En concreto, se ha aprobado un plus de productividad de 95 millones de euros, que sin duda servirá de incentivo para que se estreche el cerco al contribuyente sobre sus rentas de trabajo y ahorro. Esta política de incentivos asociados a la recaudación tributaria ha sido criticada por la Asociación Española de Asesores Fiscales, ya que entiende, contradicen «los principios de justicia, generalidad, progresividad, equitativa distribución de la carga tributaria y no confiscatoriedad».
Los incentivos para la lucha contra el fraude existen al menos desde 2014, con resultados espectaculares. En dicho ejercicio el fisco ingresó una cifra récord de recaudación, razón por la cual, se duplicó el plus en 2015 para que los ingresos continuaran creciendo. En 2017 se incluyó por primera vez una variable vinculada a la recaudación por IVA y es ahora cuando se aplica al IRPF, enmarcado en lo que el organismo recaudador califica como “plan especial de intensificación de actuaciones”.
Un sistema de bonus por alta recaudación es perjudicial nos sólo para los contribuyentes ya que, por ejemplo, resultará inevitable que los inspectores tenderán a focalizar sus prácticas hacia aquellas actuaciones de fácil resolución y detección, antes de aquellas dirigidas hacia grandes empresas cuya inspección  pueda resultar más larga y compleja.

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