Opinión

No somos nadie

Carmen Calvo Poyato es la actual vicepresidenta y ministra en funciones de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad del Gobierno de España. A pesar de ser jurista, doctora en derecho constitucional, profesora universitaria y además, española, europea, de raza caucásica, de familia humilde, pero que le permitió la posibilidad de estudiar en el colegio religioso de las Madres Escolapias de Cabra (Córdoba), es decir, con todas los probabilidades para haber obtenido una formación de calidad, y en aparente pleno uso de sus facultades mentales, afirmó, siendo ministra de Cultura que: “estamos manejando dinero público y el dinero público no es de nadie”. ¡Ole! ¡Ole y ole! Que se lo digan a los ciudadanos cuya universidad fue la de ponerse al tajo desde lo dieciséis años y su doctorado el riguroso pago puntual exigido coercitivamente por el Estado mediante las mil y una formas de tributos que con tanta imaginación, diseñan e implementan los gobiernos de la administración nacional, autonómica, provincial, comarcal o local. Todos ellos, no son nadie.
Tal imaginación para extraer recursos del bolsillo “de nadie” parecía ser infinita y con muy buenos resultados; ya se sabe, el que tiene imaginación, con cuanta facilidad saca de la nada un mundo. Pero parece que las neuronas, en ocasiones, transitan por terrenos poco fértiles y las ideas no brotan como antaño.
Será por esta razón por la que los inspectores de Hacienda han reabierto un viejo melón y pretenden recuperar la figura del 'delator fiscal' que existía en la década de los 80. Es decir, se podrá retribuir con un porcentaje de lo recuperado a los “chivatos” que delaten a defraudadores del fisco. ¿Estaría usted dispuesto a señalar a su jefe, a su empresa o vecino? ¿Habrá que darse de alta en autónomos y actividades económicas (epígrafe: delator profesional)? ¿Qué gastos se podrán deducir de tal actividad? ¿Cabría la aplicación de un programa similar al usado de protección de testigos? Surgen un buen número de preguntas que sin duda también afloraron en el inquietante XXIX Congreso anual de inspectores de Hacienda, recientemente celebrado y en donde se manifestó la propuesta que ha sido rápidamente puesta en marcha (parece que hay reformas que se acometen de forma inusualmente rápida). En la web de la Agencia Tributaria se dan todas las facilidades e instrucciones para presentar la denuncia, con un menú para elegir si desea presentar alguna referida con operaciones de pago en efectivo, con alguna denuncia tributaria o relacionada con vigilancia aduanera.
Con la excusa de que el dinero es para muchos una tentación, el gobierno pretende abordar ámbitos del fraude a los que antes difícilmente llegaban. Pero tan tentador puede llegar a ser don dinero, que quizá nadie haya pensado en la posibilidad de que muchos delatores vean irresistible una negociación con el defraudado previa a la denuncia, lo que se entiende vulgarmente por chantaje, vaya, para obtener mayores réditos por esta vía que por su supuesto deber de servicio al Estado.
 

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