Opinión

La EPA mete miedo

No se trata de ser más o menos agorero, pero el avance de la sombra es implacable. Y lo peor, es que no podemos invocar a ningún Atreyu que nos libere de la amenaza de la inminente destrucción del Reino de Fantasía. 

Recientemente han sido publicados los datos correspondientes a la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre de este año. La EPA no es la única fuente que permite analizar las dinámicas laborales de la población en España, pero es la que proporciona mayor fiabilidad, aunque los trabajadores afectados por los ERTES todavía no engrosen las cifras de desempleo ya que, según el gobierno, todavía “no son parados”. En la semana anterior a la realización de las entrevistas, la cifra de ocupados que no han trabajado ascendió a la friolera de 4.700.000 personas. Cuántas de estas personas engrosarán tristemente las próximas estadísticas de la EPA estará por ver. 
El hecho es que la EPA ha arrojado algunos datos que habría que interpretar. Dice que el número de ocupados ha descendido en 1.075.000 (para tener alguna referencia, en 2009, plena crisis económica del ladrillo, el número de ocupados había bajado en 146.000 personas en el mismo trimestre, ocho veces menos que lo que ha bajado en este año). Sin embargo, el número de parados sólo se incrementó en 55.000 personas, hasta alcanzar los 3.370.000.  ¿Cómo se explica esto? La cuestión se radica en la forma de contabilización de los “inactivos”. En este periodo, se contabilizaron nada más y nada menos que 1.070.000 inactivos más. Estas personas forman parte del 1.075.000 personas que estaban ocupadas y ahora no lo están, pero que por las razones sobrevenidas del confinamiento (dificultad para la búsqueda de empleo, limitaciones de movilidad o reservas de cualquier otra naturaleza) no han acudido a la búsqueda activa de empleo como lo hubieran hecho en otras circunstancias. Haciendo un ejercicio grosso modo, diríamos que a los  55.000 parados de la EPA habría que sumarles parte de los 4.700.000 ocupados que no han trabajado y parte del 1.070.000 del incremento de los inactivos. Algunos analistas agregan ya estas predicciones y sitúan la cifra real de parados en más de 5.200.000 personas, lo que situaría la tasa real de paro en España en más del 25%.

Sin hacer conjeturas de ningún tipo, es decir, recogiendo los datos que el propio organismo arroja, la realidad es más dramática, si cabe, si hacemos referencia a la tasa de desempleo juvenil. España lidera  de largo el paro entre los menores de 25 años, hasta situarse en un 41%, por delante de Grecia (34%), siendo la media del conjunto de la Unión Europea del 17%.

Ya sabamos que nuestro mercado laboral es tan ineficiente que necesitamos de altas tasas de crecimiento para que el paro comience decrecer. En la actualidad, la desaceleración provocada por el Covid19 ha hecho que el mercado laboral entre en una dinámica dramática de la que resulta evidente no empezará a salir mientras no se incentive adecuadamente al sector privado con una mayor flexibilidad laboral y alivio fiscal.

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